UCRANIA.- En la imagen superior observamos a Olga herida, llena de rasguños y con gesto serio. Pese a su apariencia, ella asegura encontrarse bien porque consiguió proteger a su hija tras el ataque ruso. Esa es la causa de sus lesiones, utilizó su cuerpo como protección entre su bebé y los cascotes y cristales que iban hacia ellas.
Esta fotografía, del 17 de marzo, la compartió el Hospital de Niños Ohmatdit en Kiev, tras ayudar a los tres miembros de esta familia que acaban de sufrir las consecuencias de uno de los bombardeos del ejército de Putin a Kiev.
En la publicación Dmytro, el padre la pequeña de tan solo un mes, explica que escucharon disparos toda la noche y que cada vez los sentían más cerca. Al llegar la madrugada, cuando Olga estaba dándole el pecho a su hija sintieron un fuerte ataque muy próximo a ellos.
«Cuando bajé al patio, vi que una granada había golpeado el jardín de una guardería junto a nuestra casa. Ya no había techos, ni ventanas, ni puertas en todas las casas cercanas. Los restos de vidrio volaron directamente sobre nosotros», detalla Dmytro.
En esos momentos, cuando Olga vio los cristales acercarse a ella, utilizó su cuerpo para cubrir a su bebé. No dudo ni un instante en recibir cada uno de los golpes sin cambiar de postura para asegurarse de que la protegía.
En las siguientes fotografías, vemos como una vez en el hospital Olga fue ingresada para que le retirasen los cristales y tuvo que ser intervenida quirúrgicamente. El padre, que tenía una pierna en mal estado por los golpes, también fue atendido. Ambos se recuperan en el hospital junto a su pequeña que no sufrió ningún rasguño.
Se recuperan en el hospital
Unos días más tarde, el Hospital de Niños Ohmatdit en Kiev ha vuelto a compartir imágenes de la familia para explicar que se recuperan de sus lesiones con normalidad, aunque siguen afectados por la situación.
«Estaba alimentando a mi hija cuando ocurrió la explosión», ha declarado Olga que recuerda que en esos momentos estaba fuera de sí. «Me hirieron en la cabeza y la sangre comenzó a fluir. Cayó sobre el bebé y pensé que era su sangre», explica sus momentos de angustia en un vídeo compartido por el Hospital
«Dmytro se la llevaba y yo gritaba que estaba llena de cristales y sangre», explica y asegura que no sintió algo de calma hasta que le dijo el bebé estaba bien: «Hasta que me dijo que la sangre era mía, no de ella».
Un grito de ‘No a la guerra’
El coraje y amor de esta madre está dando la vuelta al mundo y convirtiéndose en un símbolo más de la resistencia ucraniana frente a la invasión rusa, pero sobre todo de la barbarie que supone un conflicto armado y un grito de ‘No a la guerra’. Algunos artistas están difundiendo en redes sociales ilustraciones y carteles de la escena, con los colores de la bandera de Ucrania.