REDACCIÓN- China ha anunciado este martes que al menos siete personas han muerto como consecuencia del COVID-19 en Shanghái, lo que eleva el número de muertos de la ola actual a diez desde el pasado 1 de marzo.
Los fallecidos eran todos ancianos, y padecían una variedad de dolencias, incluido el síndrome coronario agudo, así como enfermedades como diabetes e infarto cerebral, que los descalificaban para vacunarse.
La ciudad quedó completamente paralizada el 5 de abril, tras el fracaso de la cuarentena en dos fases a ambos lados del río Huangpu, Pudong y Puxi, en un cierre que ha provocado una grave escasez de alimentos y otros suministros esenciales.