REDACCIÓN INTERNACIONAL.-La red de telescopios operados en remoto The Virtual Telescope Project 2.0 captó el asteroide, llamado 2023 BU, cuando se disponía a sobrevolar la Tierra sobre Sudamérica, este 27 de enero.
Este asteroide recién descubierto y que tiene aproximadamente el tamaño de un camión, se preveía que realizaría uno de los acercamientos más cercanos a la Tierra jamás registrado.
El telescopio rastreó el movimiento aparente muy rápido del asteroide; esta es la razón por la que las estrellas parecen largas estelas mientras que el asteroide es un punto de luz brillante y nítido, informa esta red en un comunicado.
“En el momento de la toma de imágenes, el asteroide -de entre 3,5 y 8,5 metros de diámetro- se encontraba a unos 37,000 kilómetros de nosotros, bastante más cerca que los satélites geoestacionarios, y seguía acercándose a nuestro planeta. La distancia mínima se alcanzó el 27 de enero a las 00.29 UTC, 3.600 kilómetros según la predicción de la NASA”, convirtiéndose en el cuarto asteroide más cercano de la historia (excluyendo los cinco descubiertos justo antes de su impacto).
El asteroide fue descubierto por el astrónomo aficionado Gennadiy Borisov, descubridor del cometa interestelar 2I/Borisov, desde su observatorio MARGO en Nauchnyi, Crimea, el sábado 21 de enero.
La NASA había informado que se acercaría al extremo sur de América del Sur alrededor de las 4:27 de la tarde.
Nada peligroso
El administrador de NASA, Clarence William «Bill» Nelson II, había informado que cuentan con equipos dedicados que observan los cielos para asegurarse de que el planeta tierra esté a salvo de asteroides peligrosos.
“El sobrevuelo de asteroides de hoy (Jueves) es uno de los más cercanos jamás registrados, pero nuestros expertos en Defensa Planetaria han estado rastreando el asteroide y saben que no es una amenaza para la Tierra”, escribió Bill Nelson a través de su cuenta de Twitter el pasado jueves.
La NASA había explicado que el pequeño asteroide, estimado en 11,5 a 28 pies (3,5 a 8,5 m) de ancho, no tenía riesgo de impactar la Tierra. “Incluso si lo hiciera, se convertiría en una bola de fuego y se desintegraría en gran medida sin causar daño en la atmósfera, y algunos de los escombros más grandes podrían caer como pequeños meteoritos”, dijo.