REDACCIÓN INTERNACIONAL.- Hay pocas dudas de que la pandemia de COVID-19 agravó la escasez crónica de alimentos en Corea del Norte y se han avivado las conjeturas sobre la persistente inseguridad alimentaria del país, mientras las máximas autoridades de Pyongyang se disponen a examinar la “tarea muy importante y urgente” de formular una política agrícola correcta.
Según versiones no confirmadas, un número no específico de norcoreanos han estado muriendo de hambre, pero los expertos afirman que no hay indicios de muertes ni una hambruna a gran escala.
Dicen que la próxima reunión del Partido de los Trabajadores, en el poder, posiblemente tenga como propósito aumentar el apoyo al gobernante norcoreano Kim Jong Un mientras impulsa el avance de su programa de armas atómicas en desafío a las intensas presiones y sanciones encabezadas por Estados Unidos.
“Kim Jong Un no puede tener avances estables en su programa nuclear sin resolver el problema alimentario en lo fundamental porque podría afectar el apoyo público”, dijo Lim Eul-chul, profesor del Instituto para Estudios del Lejano Oriente en la Universidad de Kyungnam, en Seúl. “La reunión fue convocada para consolidar la unidad interna al tiempo de reunir ideas para enfrentar la escasez de alimentos”.