REDACCIÓN INTERNACIONAL.- El Día Mundial del Queso se celebra cada 27 de marzo, para rendir honor a uno de los productos más consumidos en el todo el mundo y con un inmenso valor histórico. Considerado Patrimonio Cultural de la Humanidad, existen más de 2.000 variedades de este alimento a nivel global.
La fecha fue instalada por las queserías y los productores de Francia e Italia, que se organizaron para celebrarlo junto a los consumidores. Luego esta efeméride que celebra al queso se extendió por el mundo y hoy son muchos los países que se suman compartiendo recetas increíbles que se pueden realizar con este producto.
El origen del queso
Según cuenta la historia, los primeros quesos surgieron en el Neolítico, cuando el individuo aprendió a domesticar a los animales, especialmente a las ovejas. Este suceso ocurrió entre el 8.000 a.C y el 3.000 a.C, por lo que se dice que el queso es uno de los alimentos milenarios más destacados.
La leyenda más conocida explica que fue un mercader árabe quien lo descubrió mientras recorría el largo desierto, ya que guardó leche en un recipiente hecho a partir del estómago de un cordero y al abrirlo vio que la leche había fermentado, debido al cuajo del estómago del cordero y a las altas temperaturas del desierto.
Otra versión de su origen cuenta que fue Kanama, un pastor de Asia Menor, quien tuvo una historia similar y descubrió este alimento fruto de la fermentación de la leche. Finalmente la historia más romántica es la de la mitología griega, donde se cuenta que fueron los Dioses del Olimpo quienes enseñaron a los humanos a elaborar el queso como regalo divino.
Lo cierto es que desde las antiguas civilizaciones, el queso se almacenaba para las épocas de escasez al ser considerado un alimento con numerosos beneficios como su facilidad de transporte, conservación y alto contenido en grasa, calcio, proteínas y fósforo.
El queso en Argentina
En la época colonial, a mediados de siglo XVIII o principios del XIX, ya existían al menos siete tipos de quesos en Argentina, con una producción muy pequeña y artesanal. Ya a principios del siglo XX, con la fuerte inmigración de italianos y españoles, se produjo una gran mutación de la industria láctea argentina.
Tal es así que se convirtió en uno de los productores lácteos mundiales, siendo el séptimo a nivel mundial y primero en Latinoamérica, que en la actualidad elabora unas 400 mil toneladas de más de 300 variedades de quesos por año. Además, es el principal consumidor de Sudamérica, con unos 13 kilos por habitante al año promedio.