Washington.- Estados Unidos aseguró este martes que sus cuatro nuevas bases militares en Filipinas servirán para apoyar al país asiático ante los desastres naturales, pero también para su política de «disuasión» ante el papel de China en la región.
Los secretarios de Estado y de Defensa de Estados Unidos, Antony Blinken y Lloyd Austin, se reunieron hoy en Washington con el secretario filipino de Asuntos Exteriores, Enrique Manalo, y el encargado de Defensa, Carlito Gálvez.
El encuentro tuvo lugar el mismo día en que Filipinas y Estados Unidos comenzaron sus mayores ejercicios militares conjuntos de la historia, unas maniobras que consolidan la renovada alianza militar entre los dos países en plena escalada de tensión con Pekín en el mar de China Meridional y alrededor de Taiwán.
También después de que ambas naciones anunciaran que Estados Unidos tendrá acceso a cuatro nuevas bases militares del archipiélago, elevando el total a nueve.
En una rueda de prensa conjunta este martes, Austin dijo que estas bases permitirán a sus Ejércitos entrenar juntos, además de «responder a las necesidades de Filipinas ante crisis como los desastres naturales».
«Creo también que es esencial para nuestra capacidad de fortalecer la política de disuasión», añadió el jefe del Pentágono sin mencionar explícitamente a China.
Austin subrayó que cualquier despliegue y rotación de efectivos en la región de cara al futuro se hará a partir de una «decisión conjunta» entre el Gobierno filipino y el estadounidense.
Por su parte, el secretario de Exteriores de Filipinas dijo que las cuatro bases han sido elegidas «para abordar posibles desastres humanitarios relacionados con el clima», pero también abrió la puerta a «responder a otros tipos de desafíos en materia de seguridad».
No obstante, Manalo recalcó que «todavía queda mucho trabajo» para cerrar los detalles de las actividades y el número de efectivos estadounidenses que habrá en dichas bases militares.
En un comunicado conjunto tras la reunión, los secretarios expresaron su «fuerte objeción a los reclamos ilegales marítimos y a la militarización» por parte de Pekín en el mar de China Meridional.
Denunciaron también la presencia de buques chinos en aguas filipinas y sus efectos en el comercio, la pesca y la seguridad alimentaria del archipiélago asiático.
Una de las nuevas bases estadounidenses en Filipinas, la más septentrional del archipiélago, está a unos 400 kilómetros de Taiwán, mientras otra está en la isla de Balabac, cercana a las islas que Pekín y Manila se disputan en el mar de China Meridional.
El presidente filipino, Ferdinand Marcos Jr., trató de calmar ayer los ánimos asegurando que China no debe inquietarse por la localización de las bases a las que Estados Unidos tendrá acceso y afirmó: «Si nadie nos ataca, no tienen que preocuparse porque no lanzaremos una ofensiva».