REDACCIÓN INTERNACIONAL.- Un país conocido por su cocina acudió a los sartenes para expresar su descontento con la reforma de las pensiones del presidente de Francia, Emmanuel Macron.
Las manifestaciones francesas contra la subida de la edad de la jubilación de los 62 a los 64 años se han transformado, conforme la gente pasaba de arrojar piedras, esquivar latas de gas lacrimógeno y enarbolar banderas a algo más cercano al alma de la gastronómica nación: armar ruido golpeando cacerolas.
La cacerolada comenzó la semana pasada durante un discurso televisado de Macron. Los manifestantes se congregaron en unos 400 lugares, ante ayuntamientos y en calles de ciudades como París, Marsella, Tolosa y Estrasburgo, en un esfuerzo de sofocar la voz del mandatario.
En respuesta a las sonoras protestas, Macron proclamó la semana pasada durante una visita a Alsacia que “no son los calderos lo que hará avanzar a Francia”.
Sin embargo, eso no hizo más que avivar las llamas. El fabricante francés de utensilios de cocina Cristel declaró en Twitter que ahora fabricaba sartenes de acero inoxidable específicamente para “avanzar” a la nación.
Francia ya ha llamado la atención por sus creativas protestas contra la reforma de las pensiones.
La semana pasada, trabajadores de energía en huelga arrojaron contadores viejos de gas y electricidad ante un edificio del gobierno regional, mientras que un artista callejero en París convirtió docenas de contenedores de basura sin recoger en esculturas.