Redacción.- El presidente de Rusia, Vladimir Putin, ha emprendido una ofensiva para hacerse con el control total del grupo privado de mercenarios Wagner, cuyas operaciones en Oriente Medio y África son apoyadas por el Kremlin, tras la rebelión de su líder, Yevgeny Prigozhin, que se ha exiliado en Bielorrusia.
El rotativo neoyorquino dijo que tras fracasar la rebelión de los mercenarios, Putin emprendió una ofensiva diplomática por Siria, la República Centroafricana, Mali y otros países en los que operan, para asegurar a sus autoridades que el Grupo Wagner seguirá funcionando con normalidad en ellos, pero ya no lo hará de forma independiente sino gestionado por el Kremlin.
Así, el viceministro ruso de Asuntos Exteriores, Sergei Vershinin, voló a Damasco para entregar personalmente un mensaje en ese sentido al presidente sirio, Bachar al Asad, otros altos funcionarios de su ministerio telefonearon al presidente de la República Centroafricana, Faustin Archange Touadéra, que paga por tener mercenarios de Wagner en su guardia personal, y también se envió una misión del Ministerio ruso de Situaciones de Emergencia a Malí.
Moscú ha dado un plazo hasta el próximo sábado a los hombres de Wagner que participaron en la rebelión para firmar contratos con el Ministerio de Defensa o desmovilizarse, pero Prigozhin, que no ha dicho si pretende mantener el control de las operaciones de los mercenarios desde su exilio en Bielorrusia, ha dicho en repetidas ocasiones que sus hombres rechazarán los contratos.
Durante años, el Kremlin negó cualquier relación con Wagner, grupo que se calcula que emplea a más de 30.000 combatientes, y con el que Moscú ha logrado amasar gran influencia internacional, sobre todo en África, y recaudar ingresos.