REDACCIÓN INTERNACIONAL.- La gran sorpresa de la última noche electoral en Argentina ha sido la del triunfo del economista Javier Milei y su coalición ultraconservadora La Libertad Avanza, tras lograr el 30 por ciento de los votos, en su mayoría provenientes del descontento de un electorado que ha abrazado su mensaje contra la política y su clase dirigente.
Milei, el ‘Peluca’ como le llaman algunos, era un auténtico desconocido para la mayoría en las pasadas presidenciales de 2019, a pesar de todo el empeño histriónico que ponía en los programas de televisión, desde donde ha estado defendiendo sus tesis libertarias para sacar no solo a Argentina de su grave crisis económica, sino también a toda la clase dirigente que ha gobernado el país.
«No es posible cambiar con los mismos de siempre», repitió Milei a los suyos tras conocer su triunfo en estas primarias, cuyos resultados le sitúan ahora y de manera inesperada como favorito para las elecciones de octubre.
«Estamos ante el fin del modelo de la casta, basado en esa atrocidad de que donde hay una necesidad nace un derecho, pero se olvidan de que alguien lo tiene que pagar», defendió quien considera la justicia social una «aberración» y defiende la dolarización de la economía para salir de la honda inflación que ahoga al país.
Desde diciembre de 2021 es diputado, pero fue mucho antes cuando comenzó a hacerse un hueco en esa clase política que dice detestar. Durante la década pasada ha sido un rostro reconocible en la televisión, donde su forma airada de debatir y defender su ideario le hizo toda una atracción para los medios.
Su fórmula para alcanzar un puesto dentro de esa clase política que dice aborrecer dista mucho de ser novedosa, ya que se han visto ejemplos en otros países de candidatos que le son afines, como Donald Trump en Estados Unidos y Jair Bolsonaro en Brasil. En España, ha participado en actos de Vox, que no ha tardado en felicitarle por su triunfo ante «la izquierda más radical».
A través de su propio programa de radio ha dado rienda suelta a su ideario de reducción de la presencia del Estado, del gasto público –«yo soy liberal libertario, filosóficamente, soy anarquista de mercado», dijo en una ocasión–, su rechazo al aborto –incluso cuando el embarazo es fruto de una violación– a la educación sexual en las escuelas, el negacionismo del cambio climático, el uso a portar armas de fuego, además de defender todas las teorías de la conspiración recurrentes en este tipo de personajes.
Quedan dos meses por delante, todo un mundo en política y más en la siempre convulsa Argentina. Queda por saber si Patricia Bullrich, candidata de Juntos por el Cambio podrá al mismo tiempo recuperar al electorado que se ha marchado con Milei, que intentará para entonces hacerse con algo de ese 30 por ciento de abstención en estas primarias y seducir a los votantes más al centro.
Por su parte, el oficialismo, que abandera el ministro de Economía, Sergio Massa, tendrá que lidiar con la paradoja que puede suponer ser el responsable de las finanzas de un país que no pasa por su mejor momento en este sentido y el candidato de una opción política que aspira a estar otros cuatro años más en el poder.