REDACCIÓN.- Hace seis décadas, un hito histórico sacudió República Dominicana: el derrocamiento del Gobierno liderado por el profesor Juan Bosch, quien representó una nueva era democrática en el país.
Bosch fue el primer gobernante elegido de manera democrática después de la caída del régimen dictatorial de Rafael Leonidas Trujillo.
Aunque su mandato fue breve, con tan solo siete meses en el poder, su gestión dejó una huella imborrable en la nación. Durante este tiempo, se llevaron a cabo reformas institucionales y constitucionales significativas que otorgaron al pueblo dominicano varias conquistas y libertades.
Sin embargo, pusieron fin a su mandato el 25 de septiembre de 1963, a través de un golpe de Estado liderado por el coronel Elías Wessin y Wessin. Este evento generó un descontento generalizado en la población, lo que culminó en la rebelión militar del 24 de abril de 1965, con el objetivo de restaurar a Bosch en el poder. Los constitucionalistas, bajo el liderazgo del coronel Francisco Alberto Caamaño, tomaron las riendas de la lucha.
El 28 de abril de ese año, los Estados Unidos intervinieron en el conflicto, enviando 42,000 soldados al país.
Después de su derrocamiento, Bosch se exilió en España durante la última mitad de la década de 1960. Allí, desarrolló una intensa actividad literaria que lo convirtió en uno de los escritores más importantes de Latinoamérica.
Tras su retorno a la República Dominicana, Bosch se postuló como candidato presidencial de su partido en las elecciones de 1966, aunque las condiciones no le favorecieron y fue derrotado por el también escritor Joaquín Balaguer, quien obtuvo el 57% de los votos.
Hoy, seis décadas después de su breve pero trascendental mandato, la figura y el legado de Juan Bosch continúan inspirando y recordando a los dominicanos su importancia en la historia democrática de la nación.