Redacción Internacional.- Una revisión científica alerta de la necesidad de concienciar a los padres sobre los riesgos que corren los más pequeños en entorno muy ruidosos. La tele, los juguetes y los patios de colegio son algunos de los sonidos que pueden afectar.
Es bien sabido que ir a una discoteca y estar expuesto a 100 decibelios durante horas no es adecuado para la salud auditiva. De hecho, cualquier exposición prolongada a un sonido que supere los 80 decibelios empieza a ser problemática.
Sin embargo, se sabe menos que para los más pequeños la situación es mucho más delicada: el ruido de los coches en un día de tráfico, la televisión que suena de fondo mientras el niño se encuentra en la habitación o los sonidos de algunos juguetes pueden afectar para siempre a sus capacidades auditivas.
Es la alerta que lanza la Academia Americana de Pediatría en una revisión científica publicada en la revista Pediatrics. “La exposición al ruido es un problema significativo de salud pública que requiere una atención urgente. Los efectos en la audición y la calidad de vida en las etapas tempranas pueden afectar la trayectoria de vida de los niños. Es necesario hacer una llamada de alerta”, urge el doctor Brian Reilly, uno de los autores del informe.
El riesgo en los niños es mayor que en los adultos debido a las diferencias en la anatomía del oído externo. Cuanto más pequeño es el canal, mayor será la intensidad en las frecuencias más altas: al nacer, es de aproximadamente seis kilohercios, y disminuye hasta los tres para el segundo año de vida, cuando iguala los valores de los adultos, según uno de los estudios analizados.
El canal auditivo alcanza el tamaño y la orientación de un adulto aproximadamente a los nueve años de edad, pero la cavidad del oído medio no llega al tamaño adulto hasta la adolescencia. Sin embargo, es solamente a los 20 años cuando se consigue la maduración de las vías y de la corteza auditiva, lo que hace que hasta qué edad los jóvenes sean considerablemente más sensibles a los sonidos fuertes y susceptibles de desarrollar pérdida o problemas de oído.