Jerusalén,.– Hacinados en celdas, aislados del mundo exterior, sin acceso a abogados o familiares, con restricciones de luz o agua y «bajo brutal violencia», esta es la situación de miles de presos palestinos en cárceles israelíes, donde se ha doblado la cifra de reos desde que estalló la guerra con Gaza el 7 de octubre.
Desde que se inició el conflicto con el grupo islamista Hamás en la Franja y la violencia se extendió por la región, la amplia campaña de arrestos de Israel ha abarrotado sus centros penitenciarios de prisioneros palestinos sometidos al estado de emergencia y «medidas punitivas» que podrían ser «graves violaciones de derechos», alertan varias ONG israelíes como Médicos para los Derechos Humanos.
En menos de tres semanas, el número de reos se ha disparado: había unos 5.500 hace 19 días, y ahora son unas 11.000 personas repartidas entre prisiones, bases militares y centros de detención, calculan estas organizaciones, entre las que hay también Hamoked o Adalah, que presionen a Israel para tener acceso a los presos y evitar que se den «tratos crueles, inhumanos o degradantes» en su contra.
Entre los recién detenidos están en torno a un millar de personas arrestadas en las incesantes incursiones de las fuerzas israelíes en Cisjordania ocupada, y 4.000 palestinos de Gaza que tenían permiso de empleo en Israel y son retenidos por las autoridades, que no han concretado su ubicación ni el estatus formal de su detención.
Con todo, es en las prisiones donde se sabe que «la situación es muy mala», explica a EFE Naji Abas, miembro de la ONG Médicos para los Derechos en Israel (PFHR, en sus siglas en inglés).
Muchos presos «están encerrados las 24 horas del día en su celda», sin poder salir ni cuando necesitan atención médica, agrega la misma fuente, que denuncia el hacinamiento al alza en las cárceles.
Los internados con los que logró contactar denuncian que sufren «un nivel de violencia brutal» por parte de las fuerzas israelíes, «como si estuvieran tratando de vengarse de ellos», remarca Abás.
El hacinamiento es imperante en las prisiones: «Celdas que antes albergaban a cinco personas ahora tienen el doble», lo que empeora las condiciones higiénicas y el riesgo de contraer enfermedades o desarrollar patologías psicológicas, denuncian las ONG israelíes.
A eso se añaden las restricciones impuestas tras la declaración del estado de emergencia por el ministro de Seguridad Nacional, Itamar Ben Gvir, ultraderechista, antiárabe y con control sobre el sistema penitenciario, que desde que asumió el cargo ha intentado reducir los derechos de los internos palestinos en las prisiones.
«Para mantener la seguridad de cárceles y personal penitenciario y evitar que se cometan actos terroristas, se decidió restringir las condiciones de vida de los presos de seguridad», que «entran en un estado de encierro en celdas», concretó en un comunicado el Servicio de Prisiones de Israel (IPS).
Entre otras restricciones, se vetó a los reos de acceder a la sala de comedor y se cortó el flujo eléctrico en sus celdas para evitar que contacten con el exterior «por medios ilegales», lo que en general es a través de teléfonos que guardan clandestinamente.
A su vez, agregó el IPS, se les retiraron los aparatos eléctricos, «incluidos radios y televisiones», y se les desconectaron todos los medios de comunicación a sus manos, lo que les aísla del exterior.
Sin embargo, según los grupos de derechos humanos, las trabas van más allá: «Se suspendieron las visitas familiares y de abogados», lo que crea extremas dificultades para saber cómo están los presos, dice Naji Abas, que asegura que en muchas prisiones tampoco tienen agua, o bien solo agua fría y disponible apenas por una hora al día.
También se ha vetado el acceso a las cárceles a los miembros del Comité Internacional de la Cruz Roja (CIRC), organismo que monitorea las condiciones de los presos y la situación en las prisiones.
Según Abas, también se teme que haya presos sometidos a torturas, y parecen haber aumentado los casos de reos agredidos por personal penitenciario, o que son encerrados en celdas de aislamiento.
Sin embargo, remarca, es difícil saber lo que pasa dentro, «ya que las autoridades israelíes ocultan lo que sucede en las cárceles», donde «oímos hablar también de gente que está muriendo».
Hamás denunció ayer que un líder del grupo en Cisjordania, Omar Daraghmeh, murió tras «ser sometido a tortura» tras ser encarcelado dos semanas atrás en arresto administrativo, sin cargos formales.
Este método de detención -por el que Israel encarcela a palestinos sin notificar acusaciones ni darles fecha de juicio o liberación- se ha extendido aún más estas semanas, y según Abas, hay unas 1.500 personas arrestadas en esta condición, un récord inaudito estos años que aumenta la sensación de incertidumbre entre muchos presos.