Santo Domingo.- La joven puertorriqueña María Martínez Vázquez y su esposo Michael Orozco Marín perdieron la vida junto a sus padres, tras derrumbarse la pared del paso a desnivel de la 27 de Febrero con Máximo Gómez. La pareja, que esperaba con entusiasmo la llegada de su primer hijo, había compartido la feliz noticia solo cinco días antes del fatídico suceso.
María, de 31 años, había expresado su emoción por convertirse en madre con la conmovedora frase «lo mejor está por venir» en redes sociales, acompañada de fotos felices con su esposo y sus queridos perros. Lamentablemente, al momento de su fallecimiento, María estaba en el segundo mes de embarazo.
La noticia conmocionó a la comunidad, transformando los mensajes de alegría por el embarazo en expresiones de dolor y pesar. Compañeros de trabajo y amigos expresaron su tristeza por la pérdida de una joven pareja que, a pesar de las adversidades, irradiaba felicidad y amor.
«Sin poder creerlo aún mi querido amigo tan feliz que estabas porque con todo lo que te estaba pasando tanto que trabajaste para serlo que tristeza nuestro compañero«, escribió un usuario en la publicación de la joven puertorriqueña.
«Dios esto me rompe el corazón tanta felicidad y esta tragedia Dios de consuelo a sus seres queridos», escribió otra usuaria.
María Martínez Vázquez, apasionada defensora de los animales, dedicaba su tiempo como voluntaria para una organización que rescataba perros callejeros. Además, era asesora legal en el Departamento de Desarrollo Económico y Comercio de Puerto Rico, habiéndose graduado en derecho en la Pontificia Universidad Católica de Puerto Rico en 2017.
Por su parte, Michael Orozco Marín, de 30 años, era fiscal en Puerto Rico y estaba asignado a la sala de casos de embriaguez en el Centro Judicial en Bayamón. Su entusiasmo por la vida se reflejaba en sus redes sociales, donde compartió la noticia del embarazo y la adquisición de su primer automóvil nuevo.
Los restos de la pareja, así como los de sus familiares fallecidos en el accidente, serán trasladados a Puerto Rico para recibir sepultura. La comunidad lamenta la pérdida de dos vidas jóvenes llenas de esperanza y planes para el futuro.