PUERTO PRÍNCIPE.– En medio de la persistente violencia de bandas antigubernamentales en Haití, los estantes de las tiendas y puestos de abastecimiento de los más desfavorecidos ahora muestran una desoladora imagen: frutas podridas, verduras marchitas, garrafas de agua vacías y bombonas de gas agotadas.
Estos ataques han dejado al país sumido en una crisis económica que dificulta enormemente el acceso a alimentos básicos para muchos de los ciudadanos más vulnerables.
La continua violencia de las bandas antigubernamentales ha paralizado la ya frágil economía del país caribeño, exacerbando la escasez de alimentos y agua. El cierre del principal puerto de la capital, Puerto Príncipe, ha dejado varados cientos de contenedores llenos de alimentos y suministros médicos en un momento crítico.
Según funcionarios de Naciones Unidas, aproximadamente la mitad de los más de 11 millones de habitantes de Haití enfrentan la insuficiencia alimentaria, mientras que 1,4 millones sufren de hambre.
La situación es alarmante, ya que las comunidades más vulnerables se encuentran en una situación desesperada debido a la falta de acceso a alimentos básicos y suministros esenciales. La lucha entre las bandas y las fuerzas policiales ha creado un ambiente de inseguridad generalizada, dificultando aún más el abastecimiento y distribución de ayuda humanitaria.
La comunidad internacional sigue observando con preocupación la escalada de la crisis en Haití y hace un llamado urgente a la paz y la estabilidad en el país. Se necesitan esfuerzos concertados para abordar la raíz de la violencia y garantizar la seguridad de la población, así como para proporcionar ayuda humanitaria para aliviar la creciente crisis alimentaria en la nación caribeña.
En los vecindarios más exclusivos, las tiendas de alimentación siguen abastecidas, pero sus productos son inalcanzables para la mayoría en un país donde muchos ganan menos de dos dólares al día.