Redacción.- El rey Carlos III acudió este domingo a la iglesia en su primera salida pública desde que la pasada semana se anunciara que le habían diagnosticado un cáncer y que pospondría algunos compromisos para someterse a dicho tratamiento.
El monarca, que vestía un abrigo marrón y llevaba un paraguas, saludó a su llegada con su esposa, Camila, a la iglesia de Santa María Magdalena de Sandringham, en el este de Inglaterra.
El lunes, el Palacio de Buckingham comunicó que al rey de 75 años se le había diagnosticado un tipo de cáncer no especificado. El monarca lleva menos de 18 meses en el trono tras la muerte de su madre, la reina Isabel II.
Mientras recibe tratamiento, Carlos III pospuso sus compromisos públicos, pero tiene previsto continuar con gran parte de su agenda, incluida su audiencia semanal con el primer ministro y la tramitación de documentos de Estado.
El cáncer se descubrió cuando el rey permaneció tres noches hospitalizado el pasado mes, después de someterse a un procedimiento correctivo por un agrandamiento benigno de la próstata. Justamente, el Palacio confirmó que no se trata dicho cáncer, aunque no precisó más detalles.
Luego de ser diagnostica con cáncer, el monarca de 75 años agradeció este sábado de «todo corazón» por los numerosos mensajes de apoyo y de «buenos deseos» que recibió de la población durante los últimos días.
«Como sabrán todos aquellos que fueron afectados por el cáncer, esos pensamientos amables son el mayor consuelo y aliento», escribió el jefe de Estado en un mensaje.
Y agregó: «Es igualmente alentador escuchar cómo compartir mi propio diagnóstico ayudó a promover la comprensión pública y arrojar luz sobre el trabajo de todas aquellas organizaciones que apoyan a los pacientes con cáncer y sus familias en todo el Reino Unido y el resto del mundo».
La admiración por ese «incansable cuidado y dedicación es aún mayor como resultado de mi propia experiencia personal», concluyó Carlos III, quien firmó dicho mensaje como ‘Carlos R’.
Su hijo mayor, el príncipe Guillermo, heredero de la corona británica, tuvo que asumir algunas de las funciones oficiales de su padre, quien permanece en la residencia de campo de Sandringham.