Redacción.- La ley que legaliza parcialmente el uso y consumo recreativo de cannabis en Alemania entró en vigor hoy tras difíciles debates en el seno político, policial y sanitario, lo que aprovecharon cientos de personas para reunirse en Berlín y celebrar fumando marihuana– la medida, criticada por algunos médicos y parte de la oposición.
Unos 1.500 berlineses se concentraron en torno a la medianoche delante de la Puerta de Brandeburgo junto con una maqueta de un metro de altura de una hoja de cáñamo y carteles en los que se podían leer lemas como «precaución, fumetas» o «no queremos ser delincuentes».
Más acciones de este tipo se esperan este lunes de Pascua en otros lugares de todo el país.
«Creo que la legalización del cannabis es acertada y llega con retraso. En mi opinión, es importante permitir el consumo de cannabis, sobre todo si se comparan sus efectos con los del consumo de alcohol. También espero que la despenalización reduzca el deseo de consumo entre los jóvenes», dijo a EFE Christian, oriundo de Hamburgo.
Restricciones y prohibición de la venta
A partir de hoy los mayores de 18 años podrán cultivar en casa un máximo de tres plantas de cannabis para autoconsumo o poseer 50 gramos de flores secas en su espacio privado. En el espacio público estarán permitidos 25 gramos.
Está prohibido fumar en parques infantiles, escuelas, instalaciones deportivas, incluidos estadios de fútbol, e instalaciones para niños y jóvenes, y a la vista de ellos. Tampoco se podrá consumir cannabis entre las 07.00 y las 20.00 en zonas peatonales.
A partir del 1 de julio será legal la creación de clubes con hasta 500 miembros que podrán cultivar el cannabis de forma colectiva y no comercial e intercambiarlo entre ellos para el consumo privado.
La distribución y la venta siguen prohibidas, al igual que conducir un vehículo a motor bajo los efectos de la droga.
No existe un límite legal para el cannabis al volante como con el alcohol. Ante el vacío legal, una comisión de expertos propuso una concentración máxima de 3,5 nanogramos por mililitro de suero sanguíneo para el principio activo THC.
Cualquiera que supere los gramos para uso personal permitidos se enfrenta a sanciones de hasta 30.000 euros o en el peor de los casos penas de prisión.
CRÍTICAS DE LOS MÉDICOS Y LA OPOSICIÓN
Desde la perspectiva de quienes se oponen a la legalización, el límite de posesión de cannabis permitido por la ley es demasiado elevado.
La Asociación Médica Alemana considera que 50 gramos al mes «corresponde a un consumo de alto riesgo y conduce a trastornos relacionados con el cannabis».
El Ministerio de Sanidad sostiene por contra que el cannabis legal también debe estar disponible en mayores cantidades si se quiere socavar al mercado negro ilegal.
El ministro de Justicia, Marco Buschmann, argumenta además que la legalización aliviará a medio plazo la presión sobre la Justicia y la policía. Actualmente hay abiertos más de 100.000 procesos penales contra consumidores de cannabis.
El camino hasta llegar a la legalización parcial del cannabis no fue fácil en el país centroeuropeo, donde el principal partido de la oposición, la conservadora Unión Cristianodemócrata (CDU), ya ha dicho que revertirá la ley si llega al Gobierno.
La medida, propuesta por el ministro de Sanidad, Karl Lauterbach, en abril del año pasado, obtuvo en una versión fuertemente modificada el pasado 23 de febrero el visto bueno de la Cámara Baja, con el voto a favor de la coalición de Gobierno de socialdemócratas, verdes y liberales, así como de la izquierda.
Pero la medida estuvo a punto de descarrilarse en la Cámara Alta, en la que están representados los gobiernos de los 16 estados federados y donde varios de ellos habían mostrado su oposición.
Un compromiso ofrecido por Lauterbach a última hora para introducir regularmente controles en los clubes de cannabis y la promesa de apoyo federal para las medidas de prevención permitió sacar adelante la medida el 22 de marzo.
Mientras, el comisario del Gobierno para Drogas y Toxicomanías, Burkhard Blienert, ya ha pedido que ahora también se decida sobre los proyectos piloto para el comercio de cannabis. «Es la única forma de garantizar que los consumidores ocasionales tampoco tengan que acudir a camellos», opina.
Inicialmente el Gobierno también quería permitir la venta de cannabis en tiendas con una licencia estatal, pero descartó la idea tras las preocupaciones expresadas por la Comisión Europea (CE).