Rabat. – La red de tráfico de bebés formada por 34 personas que está siendo juzgada en un tribunal de la ciudad marroquí de Fez llegó a vender a un recién nacido por 1,500 dirhams (unos 130 euros), según el informe policial del caso al que tuvo acceso EFE.
Los acusados, entre los cuales hay médicos y enfermeros de varios hospitales de esta ciudad del centro de Marruecos, comparecieron este martes ante el tribunal en la cuarta vista de este juicio, durante la cual los magistrados empezaron a escuchar a los encausados, según informaron este miércoles a EFE fuentes judiciales.
La mayoría de los procesados negaron las acusaciones del fiscal, indicaron las fuentes, que añadieron que la próxima audiencia se celebrará el 23 de abril.
Según el informe policial remitido al fiscal del Tribunal de Apelación de Fez, la red está encabezada por una mujer desempleada llamada F.F., de 63 años, conocida con el apodo ‘Bentoto’, casada y madre de siete hijos, que incluso se hacía pasar por trabajadora de un hospital.
‘Bentoto’, afirma el escrito, actuaba con la ayuda de miembros de su familia, médicos, enfermeros, guardias de seguridad y personal administrativo de hospitales.
La organización, cuyos miembros fueron detenidos el pasado febrero, se dedicaba a la venta de bebés, así como a realizar abortos ilegales, a robar equipos médicos, a emitir certificados médicos falsos y a adelantar citas sanitarias.
Dentro de su actividad relacionada con el tráfico de bebés, que afectó a un número de recién nacidos indeterminado hasta el momento, el informe indica que la red actuaba con la complicidad de guardias de seguridad de tres hospitales públicos en Fez: el Hospital Universitario Hassan II, el Hospital Ibn Jatib y el Hospital Ghassani.
Estos guardas, afirma el informe, chantajeaban a madres solteras que se acercaban a estos establecimientos para convencerlas de vender a sus bebés a cambio de dinero, en un país donde el hecho de ser madre no casada conlleva rechazo social y, además, es un delito al estar penadas las relaciones extramatrimoniales.
Según el informe policial, los miembros de la red se encargaban posteriormente de vender estos bebés a una familia y falsificaban sus partidas de nacimiento.
Una de las parejas que compraron a un bebé (el marido llamado M.B. y la esposa R.B.) declaró ante la policía que fue un día al Hospital Ghassani para informarse sobre los trámites de adopción, cuando se les acercó un guardia de seguridad (llamado M.Z.) que les dijo que tenía mucha influencia dentro y fuera del hospital y que les podía conseguir un recién nacido a cambio de dinero, tras lo que se intercambiaron teléfonos.
La pareja indicó que M.Z. les volvió a contactar para informarles de que había una madre soltera que aceptaba entregarles a su hijo recién nacido.
Ambos acudieron al hospital, pagaron a la madre 1,000 dirhams (91 euros) y al guardia otros 500 dirhams (45 euros) y se llevaron al bebé, cuya partida de nacimiento fue falsificada y registrada a nombre de la mujer que se quedó con el bebé.
La presunta cabecilla de la red reconoció ante la policía que contactó con guardias de seguridad de los hospitales para que le consiguieran madres solteras que quisieran vender a sus hijos, y también para que le ayudaran a falsificar las partidas de nacimiento.
Los procesados, según la policía, vendieron asimismo medicamentos prohibidos para abortar, facilitaron citas y operaciones quirúrgicas a pacientes a cambio de dinero y falsificaron certificados médicos de baja o exenciones deportivas para estudiantes, entre otros delitos.
La policía atribuye a los acusados delitos como «banda criminal especializada en el tráfico de personas», «complicidad, robo y venta de medicamentos y equipos médicos públicos», «usurpación de la profesión de médico», «aborto clandestino y complicidad», «explotación de servicios públicos (hospitales)», «chantaje», «falsificación de citas médicas» y la «emisión de certificados médicos falsificados» y «corrupción».