REDACCIÓN.- Brasil está en un estado emergente debido a las lluvias torrenciales que han estado afectando la región sur de este país.
Las autoridades y vecinos intentan evitar una tragedia aún mayor a la que ya vive el estado de Rio Grande do Sul, donde unas 60 personas murieron y 70 mil fueron evacuadas debido a las inundaciones.
Desde las calles anegadas o desde el aire, las imágenes son desoladoras: casas a las que apenas se le ven los techos, gente que lo perdió todo, y el centro de la moderna Porto Alegre, la capital, de 1,4 millones de personas, completamente inundado.
Las aguas avanzan sobre la metrópoli y cientos de otras localidades, y las cifras crecen a la par. Además de los casi 70.000 desalojados, hay más de un millón de hogares sin agua y la destrucción es incalculable, según Defensa Civil.
La Policía Rodoviaria señaló que la llegada desde el sur está cortada a unos 15 km de distancia, mientras que por el norte aún se logra acceder a la urbe.
La estación principal de autobuses de la ciudad está inundada y cerró.
El aeropuerto internacional de Porto Alegre suspendió el viernes sus operaciones por tiempo indeterminado.
Según la alcaldía, el nivel del río Guaíba enclavado en la ciudad marcaba 5,09 metros, por encima del récord de 4,76 metros registrado durante unas históricas inundaciones en 1941.