Redacción internacional.- Aunque muchos lo consideran un tema tabú o motivo de vergüenza, un estudio sugiere que tirarse gases frente a la pareja puede ser indicativo de una relación más sana y feliz. Investigadores de la Universidad de Exeter en el Reino Unido han descubierto que este acto, lejos de ser perjudicial, podría fortalecer la confianza y la aceptación mutua entre las parejas.
La investigación, que contó con la participación de 129 parejas, reveló que aquellos que se sienten cómodos compartiendo momentos tan íntimos como tirarse gases, tienden a reportar una mayor satisfacción en su relación. Además, el 25.2% de los encuestados indicó que comenzaron a sentirse cómodos con este acto después de los primeros seis meses, lo que sugiere que es un indicativo de intimidad y confianza.
Más allá del aspecto emocional, los científicos, liderados por el doctor Mark Wood y el profesor Matt Whiteman, exploraron también los beneficios para la salud de inhalar los gases que se liberan. Los resultados mostraron que gases como el hidrógeno y el metano, presentes en las flatulencias, podrían tener propiedades beneficiosas para las células humanas, incluyendo potenciales aplicaciones en el tratamiento de enfermedades como la diabetes y la demencia.
El estudio desarrolló un compuesto llamado «AP39», diseñado para maximizar estos beneficios, ayudando a las células a recuperarse de daños y a funcionar óptimamente. Esta investigación no solo desmitifica los aspectos negativos asociados con los gases, sino que abre una nueva perspectiva sobre cómo abordar ciertas enfermedades crónicas y mejora la comprensión de la dinámica en las relaciones personales.
Además, esta nueva perspectiva sobre un tema tan cotidiano como los gases promueve una actitud más abierta y desinhibida dentro de las relaciones, lo que podría alentar a las parejas a compartir otros aspectos de sus vidas que habitualmente podrían ocultar por vergüenza o incomodidad. Al fomentar un ambiente donde ambos se sientan seguros y aceptados en su totalidad, se establece una mayor conexión emocional y se reducen los estigmas asociados con los procesos naturales del cuerpo. Este enfoque más humano y realista hacia las relaciones podría ser clave para desarrollar vínculos más profundos y duraderos.