Santo Domingo.- «Dios está desde el principio en control, amados», expresó la pastora Rossy Guzmán Sánchez a la salida del tribunal donde se conoció el caso Coral. Guzmán figura entre los principales imputados en esta operación, que investiga la distracción de fondos públicos entre 2012 y 2020.
La pastora, junto a su hijo Tanner Flete Guzmán, está acusada de pertenecer a un entramado militar y civil que presuntamente realizó actos de corrupción en el Cuerpo Especializado en Seguridad Presidencial (Cusep) y el Cuerpo Especializado en Seguridad Turística (Cestur). Según las autoridades, la red se benefició de compras fraudulentas de raciones de alimentos, combustibles, y del nombramiento de policías y militares, a quienes se les pagaba menos del 30% de su salario, quedando el resto en manos de los implicados.
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El expediente de la Operación Coral señala que Guzmán Sánchez y su hijo fungieron como testaferros en la red de corrupción, prestando sus nombres para la constitución de la empresa Único Real State e Inversiones SRL. Tanner Flete Guzmán, según el documento, era copropietario de la empresa con el 40% de las acciones, en colaboración con el mayor general Adán Cáceres Silvestre, principal acusado de encabezar la trama de corrupción.
El caso continúa desarrollándose en los tribunales, mientras Guzmán Sánchez y los demás implicados defienden su inocencia frente a las acusaciones de desvío de fondos y enriquecimiento ilícito.