SAN CRISTÓBAL.-Al joven Jair Agramonte que fue baleado y golpeado por varios agentes policiales en la provincia San Cristóbal, este viernes se le sumó otra trágica experiencia y es que tras su esposa embarazada de mellizos, enterarse del incidente, tuvo un parto prematuro y tuvieron que hacerle una cesárea de emergencia, pero uno de los bebés murió mientras que la otra criatura está en estado delicado en un centro hospitalario.
Agramonte, de 24 años, resultó herido en la espalda por una bala y recibió múltiples golpes en su cuerpo, cuando fue detenido por varios agentes policías, quienes supuestamente dispararon hacia él sin mediar palabras.
La madre de Jair, Ana Hilda Agramonte Reyes, enfatizó que el joven siempre ha sido trabajador y honorable por lo espera que las autoridades den respuestas sobre este hecho.
Jair Agramonte la bala que lo impactó no pudo ser removida por los médicos tratantes debido al riesgo que implicaría manipularla en su ubicación actual en el cuerpo.
Ante la complejidad del caso, Jair fue trasladado al Grupo Médico San Cristóbal (Grumed) debido a que el hospital no cuenta con los equipos necesarios para su tratamiento.
Jair debe limpiar diariamente la zona de la herida y cada diez días su médico realizará un seguimiento para determinar si es viable operar y extraer la bala.
SOBRE EL CASO:
El joven Jair Agramonte que se dedida la electricidad automotriz, contó la trágica experiencia que sufrió el pasado domingo 7 de julio, al ser herido de bala y golpeado por varios agentes de la Policía Nacional en medio de una situación confusa, mientras se dirigía a su hogar en la comunidad Ingenio Nuevo, en la provincia San Cristóbal.
Agramonte, de 24 años, resultó herido en la espalda por una bala y recibió múltiples golpes en su cuerpo cuando fue detenido por policías, quienes al parecer dispararon hacia él sin previo aviso.
Relató que alrededor de diez policías se encontraban en una camioneta y tres motocicletas. Cuando se detuvo, siguiendo las órdenes policiales, uno de los agentes se bajó del vehículo y abrió fuego en su dirección, lo que llevó al joven a retroceder en un intento desesperado por salvar su vida.
Explicó que cuando recibió el disparo, mostró una de sus manos ensangrentadas para indicar a los agentes que estaba herido y así detendrán la balacera; sin embargo, asegura que estos continuaron disparando.
«Me indicaron que me detuviera y así lo hice. Uno de ellos se bajó del lado del pasajero de la camioneta y comenzó a dispararme. Retrocedí y me subí al vehículo con la intención de preservar mi vida, ya que me estaban disparando sin que me bajara siquiera del vehículo. Mientras retrocedía para marcharme, continuaron disparando y una de las balas me alcanzó en la espalda. Mostré mi mano ensangrentada para hacerles saber que me habían herido y que cesaran los disparos, pero estos continuaron», narró.
Mareado, intentó llegar al hospital de Yaguate, pero fue interceptado por los agentes, quienes posteriormente lo trasladaron al hospital Juan Pablo Pina y luego se retiraron del centro sin dar la cara hasta el momento.