Redacción.- El recurso a los trabajos forzados en Corea del Norte, del que son víctimas desde prisioneros a soldados o ciudadanos en el exterior, está “profundamente institucionalizado” en el país y en algunos casos roza la esclavitud, un crimen contra la humanidad, así lo estableció Organización de las Naciones Unidas (ONU) en un informe.
El informe de la ONU para los Derechos Humanos, elaborado mediante entrevistas efectuadas en la última década a 183 norcoreanos huidos del país y ahora residentes en Corea del Sur, ofrece detalles sobre esa explotación en el aislado “régimen” de los Kim.
“Fueron forzados a trabajar en condiciones intolerables, a menudo en sectores peligrosos, sin salario, libre elección, posibilidad de renunciar, protección, atención médica, tiempo de descansos, alimentos y alojamiento”, resumió al presentar el informe el jefe de derechos humanos de Naciones Unidas, Volker Türk.
Los trabajadores además eran sometidos a vigilancia constante, eran golpeados con frecuencia, y en el caso de las mujeres (principales testimonios del trabajo forzado en centros de detención) a menudo eran víctimas de violencia sexual, subrayó el alto comisionado austríaco.
El informe identifica distintos tipos de trabajos forzados en Corea del Norte, como los impuestos en prisiones y otros centros de detención, los que sufren empleados cuyo puesto de trabajo ha sido asignado por el Estado (algo muy habitual en el régimen comunista), o los observados en soldados del ejército.
También hay este tipo de explotación que viola los derechos humanos en ciudadanos enviados al extranjero para enviar divisas al régimen, los convocados a movilizaciones especiales o los miembros de las llamadas “brigadas de choque”, normalmente en los sectores de agricultura y construcción.