Redacción.- Más allá de la genética, nuestro estilo de vida tiene mucho que decir en cuanto a cómo envejecemos. La dieta que seguimos puede cuidar nuestro cerebro y prevenir un envejecimiento prematuro, al igual que también tiene la capacidad de dañar nuestra memoria si incluimos en ella y diariamente ciertos tipos de alimentos. Algunos de estos son aquellos que contienen una excesiva cantidad de azúcar, que también promueven el desarrollo de enfermedades como la hipertensión, la diabetes o la obesidad.
El doctor Shaheen Lakhan es neurólogo, doctor en Medicina y profesor de la Academia Estadounidense de Antropología y tiene claro cuál es uno de los alimentos que debemos evitar si queremos cuidar de la salud de nuestro cerebro. Se trata de los refrescos, que son altamente ricos en azúcares simples “que dañan los vasos sanguíneos que irrigan el cerebro”.
El azúcar no negativa en sí misma, ya que el cerebro necesita de ella para obtener la energía y funcionar correctamente durante todo el día. Sin embargo, lo cierto es que un desequilibrio de los niveles de azúcar pueden dañar el sistema nervioso y los vasos sanguíneos, desembocando en varios problemas de salud.
Aquellas personas que consumen bebidas azucaradas a diario experimentan, tarde o temprano, una subida de peso. A largo plazo, el efecto sobre la memoria es más que notable, pues esta va deteriorándose con el paso de los años. “Esto priva al cerebro de los combustibles que necesita para funcionar, lo que provoca demencia prematura y accidentes cerebrovasculares”, explica el doctor Lakhan.
Al contrario que los refrescos, son varios los alimentos que protegen nuestra salud cerebral y que son extensamente recomendados por los nutricionistas. Los pescados grasos son una excelente fuente de ácidos grasos omega-3, grasas insaturadas saludables que se han vinculado a niveles más bajos de beta-amiloide en la sangre, la proteína que forma placas dañinas en el cerebro de las personas con enfermedad de Alzheimer. Se recomienda consumir pescado al menos dos veces por semana, preferiblemente optando por variedades bajas en mercurio, como el salmón, el bacalao, el atún claro enlatado y el abadejo. Otras fuentes vegetales de omega-3 son las semillas de lino, los aguacates o las nueces.
La cafeína en tu taza de café o té de la mañana puede ofrecer más que un simple impulso de concentración a corto plazo. Un estudio publicado en The Journal of Nutrition descubrió que aquellas personas con un mayor consumo de cafeína obtenían mejores puntuaciones en pruebas de función mental. Además, la cafeína también podría ayudar a consolidar nuevos recuerdos.
Las nueces son excelentes fuentes de proteínas y grasas saludables, y un tipo de nuez en particular, la nuez común, podría mejorar la memoria. Un estudio de la Universidad de California (UCLA) relacionó un mayor consumo de nueces con mejores resultados en pruebas cognitivas. Las nueces son ricas en ácido alfa-linolénico (ALA), un tipo de ácido graso omega-3, que se ha asociado con una presión arterial más baja y arterias más limpias, lo cual es beneficioso tanto para el corazón como para el cerebro.