Redacción.- La judoca Beatriz Souza fue más fuerte que el público y le dio este viernes a Brasil su primer oro en los Juegos Olímpicos de París-2024, al imponerse en la final de la categoría +78 kg a la israelí Raz Hershko y en la semifinal a la favorita, la francesa Romane Dicko.
En su primera participación olímpica, la judoca paulista de 26 años aprovechó primero la semifinal para vengarse de la francesa Romane Dicko, contra la que había perdido la final de la categoría en el Mundial de 2022.
Souza supo mantener la calma ante el público hostil del estadio Campo de Marte de París, que no paró de jalear a Dicko a gritos de “¡allez Romane!”, y resolvió con un ippon el duelo contra la francesa, que se consoló con el bronce.
Poco después, ‘Bia’, como la conocen en Brasil, encaró la final contra Hershko con una sucesión de ataques, hasta que al cabo de apenas 44 segundos tomó ventaja con un waza-ari.
– Tres medallas en judo –
La brasileña supo mantener su renta hasta el final, y le dio el primer oro a la delegación de su país, que cuenta ahora mismo en París con siete metales (un oro, tres platas y tres bronces).
Souza, que entrena con su compatriota Maria Suelen Altheman, destacó el trabajo realizado en el último tiempo para reforzar la cuestión mental.
Estoy “muy focalizada en el trabajo de cada día en los entrenamientos, en la táctica de lucha (…) no miro a los lados, pienso sólo en el combate”, respondió a una pregunta de AFP la brasileña, que destacó la necesidad de “divertirse”, más allá de la autoexigencia, y de “tener otra mirada sobre el judo”.
“Trabajo en las medallas para mantener la historia, para mantener alto el nombre del judo, y que sirva de inspiración” a muchos otros, añadió la brasileña, presentando su trayectoria como la de una “guerrera fortísima que conquistó el mundo”.
Con este éxito, Brasil suma tres medallas en judo en estos Juegos Olímpicos, tras la plata de Willian Lima en la categoría de 66 kg, y el bronce de Larissa Pimenta en 53 kilos.
El oro de Souza es además el primero del judo brasileño desde el título de Rafaela Silva en Rio-2016.
Fuera de la lucha por las medallas en la categoría +78 kg se quedó la legendaria judoca cubana Idalys Ortiz, que cayó en octavos y no pudo cumplir su sueño de conquistar un quinto metal tras el oro de Londres-2012, las platas de Tokio-2021 y Rio-2016 y el bronce de Pekín-2008.
– Riner se corona de nuevo –
Del lado masculino, el público local se llevó una alegría con el triunfo de su ídolo Teddy Riner, que se anotó su tercer oro en +100 kg, algo que nadie logró antes en la categoría.
Con un ippon que desató el delirio de las gradas del estadio Campo de Marte, a pocos pasos de la Torre Eiffel, Riner se impuso en la final al surcoreano Minjong Kim, vigente campeón del mundo de la categoría.
Al poco de terminar, se abrazó con el astro francés del básquetbol Tony Parker, que estaba entre el público, y con el presidente Emmanuel Macron.
“Es algo increíble lo que he vivido hoy en casa”, dijo luego Riner a la prensa. “¡Es un sueño hecho realidad!”, se felicitó, y afirmó que quiere competir en Los Ángeles-2028, aunque primero toca “descansar y disfrutar de esta medalla”.
El francés se consagra a sus 35 años como una de las estrellas de su país en estos Juegos, en los que hace una semana tuvo el honor de encender el pebetero en la ceremonia de inauguración, junto con la atleta Marie-José Perec.
En su palmarés, el judoca cuenta igualmente con una medalla de oro olímpico por equipos (en Tokio-2020) y dos bronces, seis metales olímpicos en total. Por otra parte atesora 11 títulos de campeón del mundo, por lo que es el más laureado en su deporte.
Sin medalla, sin embargo, se quedó el cubano Andy Granda, que superó el repechaje pero cayó en la pugna por el bronce contra el tayiko Temur Rakhimov.
La israelí Raz Hershko dio a su país la tercera medalla en estos Juegos, todas ellas en judo.
Entre el público contó con un destacado grupo de fans, que ondeaban banderas de su país, una de ellas con los lemas en hebreo “El pueblo de Israel vive” y “juntos venceremos”, esta última empleada como lema por el poder israelí en la actual guerra de Gaza.