Redacción.- La Organización Internacional para la Migración de Naciones Unidas (OIM) ha informado este domingo de la muerte de 13 migrantes y la desaparición de otros 14 al naufragar la embarcación en la que navegaban, el pasado martes, frente a la costa de la provincia yemení de Taiz.
El barco, que partió de Yibuti y transportaba a 25 migrantes etíopes junto con dos ciudadanos yemeníes, se hundió cerca del distrito de Dubab, en el subdistrito de Bani Al Hakam.
Las operaciones de búsqueda continúan con la esperanza de localizar a los demás migrantes desaparecidos y al capitán yemení y su asistente. La causa del naufragio sigue sin estar clara en este momento.
”Cada vida perdida en estas peligrosas aguas es una vida de más, y es imperativo que no normalicemos estas pérdidas devastadoras y, en cambio, trabajemos colectivamente para garantizar que los migrantes estén protegidos y apoyados durante sus viajes”, ha añadido.
A pesar de las reiteradas advertencias y las intervenciones en curso, las aguas frente a Yemen continúan cobrándose vidas a un “ritmo alarmante”, avisa la OIM sobre una ruta, la del Cuerno de África, que sigue siendo “una de las más peligrosas del mundo”.
La Matriz de Seguimiento de Desplazados (DTM) de la OIM ha registrado más de 97.200 llegadas de migrantes a Yemen en 2023, superando las cifras del año anterior. Sin embargo, a medida que el conflicto se profundiza -tanto la guerra civil que todavía prosigue como los ataques de la insurgencia hutí a la navegación en el mar Rojo, en el marco de la guerra de Gaza– los migrantes siguen varados, con poco acceso a servicios básicos y expuestos constantemente a la violencia y la explotación.
Desde 2014, el Proyecto Migrantes Desaparecidos de la OIM ha registrado 2.082 muertes y desapariciones de migrantes en la Ruta Oriental, incluidas 693 por ahogamiento. “A pesar de estas cifras desgarradoras, la respuesta internacional sigue careciendo de fondos suficientes”, remacha la OIM.
En junio y julio se produjeron otros naufragios frente a las costas de Yemen, el país más pobre de la península arábiga y que sufre una guerra desde 2014. La mayoría de los migrantes llegan a Arabia Saudita y otros países de la zona, donde trabajan como obreros o empleados domésticos