Soledad: ¿por qué algunas personas le temen mientras que otras la disfrutan?
REDACCIÓN.- Millones de personas en el mundo se sienten solas. Así lo determinó una encuesta global de Gallup el año pasado, la cual indicó que más de 1 de cada 5 personas (23%) informó sentirse muy sola.
La soledad no deseada puede generar un gran dolor, afecta tanto la salud como la calidad de vida y se la ha denominado “la epidemia silenciosa” debido a que suele sufrirse en la intimidad del hogar y a todas las edades.
Sin embargo, no todo el mundo la vive igual. Para muchas personas, es una fuente de ansiedad e inquietud, mientras que para otras la soledad es un espacio valioso de descanso y reconexión personal. ¿Por qué sucede esto?
La doctora Patricia O’Donnell, médica psiquiatra y psicoanalista, miembro de la Asociación Psicoanalítica Argentina (APA) y de la International Psychoanalytic Association (IPA), en un diálogo expresó:
“El mundo de las soledades es muy variado. Por un lado, está la soledad padecida y, por el otro, la elegida; una puede ocasionar un gran sufrimiento y ser muy penosa, pero la otra puede ser rica, inspiradora y creativa”.
El psicólogo Sebastián Ibarzábal (MN 42.413), miembro de la Asociación Argentina de Psiquiatras (AAP) y de la Asociación de Psiquiatras de Argentina (APSA) explicó a Infobae que simplemente “la soledad es la carencia voluntaria o involuntaria de compañía” y aclaró que desde esta perspectiva se desprende que “no es lo mismo estar en soledad que sentirse en soledad”.
“Esta última no refiere solo a la ausencia de compañía física, sino a una experiencia subjetiva de desconexión emocional que puede surgir, incluso estando rodeado de personas, cuando sentimos que nuestras relaciones no son lo suficientemente significativas o satisfactorias. El sentirse ‘innecesario’ es un reflejo de esta soledad emocional, donde la falta de propósito o sentido de pertenencia puede profundizar la sensación de aislamiento. Es la distancia entre el tipo de conexión que deseamos y la que realmente experimentamos”.
Y agregó: “La manera en la que percibimos la soledad depende en gran medida de las experiencias personales y nuestra relación con nosotros mismos. Algunas personas temen a la soledad porque puede enfrentarlos a emociones no resueltas o a la sensación de vacío. Para otros, la soledad se convierte en una oportunidad de introspección, descanso y crecimiento personal. Las personas que disfrutan de estar solas suelen tener un sentido sólido de sí mismas, valoran el tiempo para la reflexión y han aprendido a transformar la soledad en un espacio de autocuidado y desarrollo”.
En coincidencia, la doctora O’Donnell explicó que la soledad es una experiencia subjetiva, una vivencia particular. “Desde el psicoanálisis, Donald Winnicott consideraba la capacidad de estar solo en presencia de la madre como un importante signo de madurez del desarrollo afectivo. Se funda en la experiencia de estar solo en presencia de alguien. Habla de una soledad esencial. Es un concepto positivo sustentado por un ambiente humano desde donde emerge el existir. Es, entonces, la soledad una parte inevitable y necesaria de la condición humana”.
Y volviendo a la pregunta del principio, ¿por qué algunas personas le temen mientras que otras la disfrutan? La doctora O’Donnell respondió: “Recordaría lo que dice Freud acerca de la soledad, que es uno de los primeros temores infantiles, ligado a la nostalgia por la persona amada que cuidó al niño, o sea, la madre. La añoranza se transforma en angustia y en vivencia de desamparo. Es angustia infantil, en la mayoría de los seres humanos, aún no extinguida por completo”.
¿Qué se puede hacer para enfrentar una emoción basada en “sentirse necesitado”, más allá de reducir el aislamiento físico?
Los expertos recomiendan abordar la soledad como una cuestión sobre cómo percibimos nuestro valor dentro de un contexto social muy específico, en lugar de simplemente aumentar las oportunidades de contacto social. Y esto atañe también a los responsables de las políticas, los actores de la salud pública, los científicos sociales y las comunidades.
Muchos países están tomando cartas en el asunto ante este panorama mundial. En el Reino Unido, por ejemplo, se creó un Ministerio de la Soledad en 2018, en Japón, en el 2021 y en 2023 el estado de Nueva York nombró a la terapeuta sexual doctora Ruth Westheimer como su primera embajadora de la soledad.
Cómo enfrentar la soledad
Según la doctora O’Donnell , vivimos en una época marcada por la hiperconectividad: “Paradojalmente, tanta conexión puede acentuar la vivencia de soledad, pues, el sujeto al sumergirse en satisfacciones efímeras, se puede sentir más solo”.
La experta destacó que, actualmente, es casi impensable la posibilidad de desconectarse un tiempo suficiente para vivir experiencias en soledad, “por ejemplo, con la naturaleza, para crear un espacio de reflexión, o experimentar el asombro frente a lo inesperado, el encuentro maravilloso con lo cotidiano, la armonía y hasta por qué no, una epifanía”.
La médica recomendó: “Una amistad sincera puede resultar un antídoto para la soledad. Buscar un lugar de pertenencia, participar de grupos con alguna afinidad, es muy importante para el bienestar psíquico. Apelar a la imaginación, el arte, la música, la lectura y la poesía. Recordemos la importante función que cumple la cultura como bálsamo para la supervivencia psíquica, fundamental para atravesar tiempos difíciles”.
A su vez, el licenciado Ibarzábal explicó que para alguien que lucha contra la soledad, “le recomendaría empezar por aceptar esos sentimientos sin juzgarse. Reconocer que la soledad es una experiencia humana común y que es normal sentirse así en ciertos momentos. Luego, es fundamental buscar formas de reconectar, ya sea a través de actividades que le gusten, establecer pequeñas rutinas que le proporcionen un propósito diario, participar en distintas comunidades que compartan intereses comunes o disfrutar de momentos de calidad, por pequeños que sean, con personas significativas”.
Y añadió que también es clave el autocuidado: “Momentos de silencio, meditación o cuidado personal pueden ayudar a reconstruir una relación más positiva consigo mismo. Y si esos sentimientos se vuelven abrumadores, el apoyo profesional puede ofrecer herramientas valiosas para procesar y superar la soledad”.
Estrategias para construir una soledad saludable
Es posible desarrollar prácticas y habilidades que pueden mitigar la soledad tóxica y fomentar una sensación saludable de soledad.
“Requieren intención y voluntad de probar algo nuevo y, al hacerlo, una oportunidad de cultivar y fortalecer la relación más vital que jamás tendrá: la relación con usted mismo”, planteó el doctor Amir Levine en un artículo en Psycologhy Today y brindó las siguientes recomendaciones:
Replantear el tiempo a solas como un tiempo saludable: “Tomarlo como una oportunidad para fortalecer la relación con nosotros mismos en lugar de temerlo o evitarlo”, indicó el experto.
Buscar un tiempo a solas planificado: “Puede resultar útil comenzar con pequeñas dosis, como intervalos de 15 o 30 minutos. Haga un plan para usted durante este tiempo, como meditar, dar un paseo o cualquier cosa que le resulte curiosa o que sienta que sería de ayuda”, recomendó Levine.
Conocer su yo en la sombra: “Al pasar tiempo estando con nosotros mismos, es posible que no siempre nos guste lo que encontremos. Busque ayuda profesional si estas partes se sienten desconcertantes, abrumadoras o aterradoras”, aconsejó el experto.
Desarrollar la capacidad de autorreflexión: “Escribir un diario y meditar son útiles para desarrollar tu capacidad de comunicarte contigo mismo. Cultivar la curiosidad por ti mismo es esencial para cualquier camino de crecimiento y sanación personal”, indicó Levine.
Crear un listado de amistades significativas: “En algunos casos, podemos sentirnos más solos cuando estamos envueltos en relaciones no saludables. Puede ser útil crear una lista de atributos que valoramos en la amistad y buscarlas en las relaciones que tenemos en nuestra vida. Los amigos que nos parecen no saludables y tóxicos deben reevaluarse”, recomendó.
Limitar las distracciones tecnológicas: “Pasar demasiado tiempo frente a dispositivos y redes sociales puede limitar nuestra capacidad de experimentar la soledad de una manera saludable. Se recomienda encarecidamente comprometerse a no ver ningún dispositivo tecnológico, redes sociales o noticias durante más de dos horas diarias”, afirmó el experto.
Pasar tiempo en la naturaleza: “Caminar con la brisa y con la vista puesta en árboles, flores y cuerpos de agua y en diferentes vecindarios me brindó la capacidad de conectarme con algo mucho más grande que yo, al mismo tiempo que calmaba y aliviaba mi sistema nervioso. Todos los animales con los que me encuentro me inspiran por lo cómodos que se sienten con su soledad y su sentido de ser, lo que me recuerda que es posible”, describió Levine.
Mientras que una parte de la gente lucha contra la soledad, otra parte le da un sentido positivo. Tal vez haya que trabajar ambos aspectos de esta emoción tan profunda y humana.