Redacción.- Las esperanzas de Rafael Nadal, aliadas con el fervor de todo el público español por revivir los momentos de gloria que le han hecho inmenso en la historia del deporte, se deshicieron progresivamente en el Palacio de los Deportes José María Martín Carpena de Málaga, donde los arrebatos de talento, de la clase que aun perdura y del vigor, no le bastaron para superar al neerlandés Botic Van de Zandschulp que puso por delante a Países Bajos en la eliminatoria de cuartos de final contra España con un triunfo por un doble 6-4.
Un golpe de derecha que estrelló contra la red fue el último de Nadal en el duelo contra el número dos neerlandés. Asumió su derrota como siempre el ganador de veintidós títulos del Grand Slam, que desde el centro de la pista saludó, se despidió de los miles de seguidores que invadieron el recinto malagueño en lo que ha podido ser, tal vez no, el último partido de Rafael Nadal como jugador individual.
«Ha sido el mejor jugador de la historia para mí», dijo sobre la pista Van de Zandschulp, que puso por delante a su equipo. Fue una de las victorias más importantes de su carrera.
Esta vez no hubo épica. Nadal acusó la inactividad. La reciente y la que arrastra desde hace casi dos años. Esa que no le ha terminado de permitir volver a ser el mismo y el que le ha arrastrado hacia una retirada con la que todavía no pensaba. No se presentaba Rafa a un partido individual, oficial, de competición, desde que perdió en la segunda ronda de los Juegos Olímpicos de París 2024, sobre tierra, en el recinto de Roland Garros, en la cancha emblemática para el y su leyenda Suzanne Lenglen.
Han pasado tres meses y medio desde entonces, desde aquella derrota con Novak Djokovic. Después vino el anuncio de su adiós como profesional. No se sentía competitivo.
La Copa Davis, aquel evento donde en el 2004 comenzó todo, fue el elegido por un deportista que a lo largo de su carrera se ha ganado el derecho a escoger, para poner el cierre a una trayectoria memorable. En la pista y fuera de ella. En consenso con el capitán David Ferrer, afrontó con todas las expectativas el envite contra Países Bajos. Con protagonismo. Como componente del individual.
Dos décadas han pasado desde que Nadal perdió su único partido de Davis hasta ahora. Fue en Brno, en su debut en la República Checa. Contra Jirin Novak. Después todos fueron triunfos. Veintinueve del tirón. Hasta ahora.