Redacción. − Cada 2 de diciembre, el aceite y la sartén son los grandes protagonistas de este día tan peculiar. Se celebra el Día Mundial de las Frituras, una efeméride poco o nada saludable para algunos y apetitosa para otros.
Se estima que el origen del Día Mundial de las Frituras surgió del «Fritters Day«, un día nacional no oficial de Estados Unidos, dedicado a la fritura de verduras, frutas o carne rebozadas. Este país es conocido por su adicción a la comida frita y la comida chatarra.
Las frituras son un tipo de cocción o técnica culinaria mediante la cual se cocinan alimentos inmersos en grasa, manteca o aceite. Existen infinidad de opciones de alimentos fritos: boquerones, calamares, croquetas, daditos de merluza, nuggets, milanesas de pollo, patatas fritas, tortillas y muchos platos más.
El más curioso de todos los platos es el helado frito. Es un postre que se prepara con una bola de helado a muy baja temperatura, rebozada en huevo crudo. Se cubre con galletas trituradas o copos de maíz y se fríe ligeramente. La baja temperatura del helado evita que este se derrita, mientras se fríe.
Entre los tipos de fritura más conocidos se destacan: a la romana (con harina y huevo), empanado (con huevo y pan rallado), en gabardina (con una pasta elaborada con harina y un líquido gaseoso como cerveza, agua gaseosa o sifón).
Diversos estudios e investigaciones sostienen que los alimentos que son sometidos a este tipo de cocción pierden valor nutricional, producto de la oxidación y degradación térmica de las grasas, generando algunas sustancias perjudiciales para la salud como la acrilamida.