REDACCIÓN- El autor del tiroteo que dejó cuatro muertos en un hospital en Tulsa, Oklahoma, era un paciente que había sido operado de la espalda y se había quejado repetidamente de dolores.
Tras la operación, el hombre llamó en repetidas ocasiones al hospital quejándose de dolores. El 29 de mayo, según Wendell Franklin, jefe de la Policía de Tulsa, el atacante compró una pistola semiautomática fabricada.
El 31 de mayo volvió a la consulta con el doctor Preston Phillips, el cirujano que lo operó y una de sus cuatro víctimas. Tras la visita, volvió a llamar de nuevo por dolores y pidiendo más asistencia.
A las 2 pm del 1 de junio compró en una tienda un rifle semiautomático del tipo AR-15. Con las dos armas fue al hospital y provocó el tiroteo.
«Recuperamos una carta del sospechoso en que dejaba claro que fue con la intención de matar al doctor Phillips y a cualquiera que se impusiera en su camino», dijo Franklin.
El atacante mató a cuatro personas: su médico y la doctora Stephanie Huse, así como la recepcionista Amanda Green y William Love, un paciente que según la policía murió sosteniendo una puerta cerrada para que otros pudieran escapar.
Se cree que el hombre se quitó la vida tras los agentes escucharon un último disparo.
Las víctimas y el atacante fueron encontrados en el segundo piso del edificio en el que hay una clínica ortopédica.