París.- Hassan Diab, actualmente profesor universitario en Canadá, de origen libanés, fue condenado este viernes en rebeldía a cadena perpetua por un tribunal de París que juzgó el atentado cometido contra una sinagoga en 1980 en la capital francesa y que provocó cuatro muertes y 46 heridos.
Tras tres semanas de vista oral, la corte de lo criminal pronunció la pena máxima, la misma que había solicitado la acusación, para el principal acusado, que tiene en la actualidad 69 años, y para quien pidieron una orden de arresto.
La masacre se produjo con una bomba que estalló frente la sinagoga de la calle Copérnico de la capital francesa donde 300 personas asistían a un oficio religioso, el primer ataque contra la comunidad judía en Francia desde la ocupación nazi durante la Segunda Guerra Mundial.
La puerta del templo saltó por los aíres, al igual que las fachadas a lo largo de 150 metros, lo que provocó la muerte de tres transeúntes y del portero de un hotel cercano.
Los autores habían programado que el explosivo estallara a la salida del oficio, pero este se retrasó 15 minutos, lo que evitó una masacre aun mayor.
Ningún grupo armado reivindicó la acción, pero los servicios secretos franceses se lo atribuyeron a una banda disidente del Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP) y, tras años de parálisis de las investigaciones, lograron identificar en 1999 a Diab como uno de los integrantes del comando.
Las investigaciones de los servicios secretos sirvieron de base para la acusación, que consideró que Diab huyó a España y desde allí a Roma, donde un pasaporte presuntamente del condenado fue encontrado en manos de un activista del FPLP arrestado en 1981.
La Corte no dio por válidas las coartadas presentadas por la defensa del condenado, que aseguraba que se encontraba haciendo exámenes en Beirut en el momento de los hechos.
La defensa pedía su absolución, aseguraba que solo había «débiles señales de culpabilidad» y pidió a la corte que no cometiera «un error judicial».
El veredicto amenaza ahora con reabrir las tensiones diplomáticas entre París y Otawa, como ya sucedió en 2014, cuando acabó por ser extraditado una primera vez tras un largo rifirrafe entre ambos países.
Diab pasó ya entonces tres años encarcelado a la espera de juicio hasta que fue liberado por falta de pruebas en 2018, pero las víctimas lograron que se reabriera la causa.