Redacción Internacvional, – Decenas de fieles acudieron este Viernes Santo a la concatedral de San Alejandro, el templo católico más antiguo de Kiev, para conmemorar la crucifixión y muerte de Cristo, pero también para rezar por los “mártires” de la guerra y para pedir que la paz vuelva a Ucrania.
“Al igual que Cristo, hay muchas personas que están sacrificando su vida en esta guerra”, dijo el sacerdote de San Alejandro durante su sermón ante los fieles católicos, una minoría religiosa que representa tan solo alrededor del 10 % de la población, que es predominantemente ortodoxa.
La poca afluencia a la misa se debe principalmente a que la mitad de los residentes de Kiev han abandonado la capital después del estallido de la guerra el 24 de febrero, según datos oficiales, aunque poco a poco más vecinos están regresando tras la liberación de la provincia de la ocupación rusa.
Durante la misa, los fieles rezaron por los ciudadanos atrapados en la localidad asediada de Mariúpol y por sus “mártires”, que las autoridades estiman que ascienden ya a 20.000.
También lo hicieron por los ucranianos que viven en el este del país, escenario de violentos combates que están provocando numerosas víctimas civiles, así como por los millones de desplazados y refugiados que se vieron obligados a huir para sobrevivir.
En este sentido, el sacerdote pidió durante el sermón “más apoyo” de la comunidad internacional, algo que consideró que en estos momentos es insuficiente: “Pero no les juzgamos, solo rezamos para que nos ayuden más”, apuntó.
La ceremonia estuvo marcada por las plegarias para que termine “la guerra y la ocupación”, unos rezos que los fieles iban practicando mientras seguían al sacerdote, que daba vueltas con unas velas por la iglesia.
“La única cosa que pedimos a Dios es paz para nuestro país y eso es lo que queremos que pase durante la Semana Santa”, dice a Efe Vitali, un fiel de 36 años desde la concatedral de San Alejandro, que data de principios del siglo XIX.
De la misma forma, Dimitro, un kievita de 53 años, asegura que “toda Ucrania quiere paz estos días” y que, mientras dure la guerra, “todo lo demás no es importante”.
Por su parte, Valentina y Elisabeth, unas ancianas que acuden cada semana a San Alejandro, afirman que cada día rezan “para que termine la guerra”.
Sin embargo, aseguran que la situación que atraviesa Ucrania derivada de la invasión rusa no impedirá que celebren la Semana Santa porque “es una fiesta muy importante para los ucranianos”.
“Estamos devastadas, pero las fiestas están para celebrarlas. Así que celebraremos la Semana Santa en Kiev, porque de aquí no nos mueven. Es nuestra casa y esta es nuestra iglesia”, sentencian.