Cómo los amigos imaginarios ayudan a niños a gestionar sus emociones
Redacción.- El mundo de la infancia está lleno de personajes, ensueños y relatos fantásticos que son parte de su constitución subjetiva. La idea del ángel de la guarda está presente en muchas tradiciones religiosas y culturas. Para algunos niños, el concepto del ángel de la guarda puede ser reconfortante, ofreciendo una sensación de seguridad y apoyo en momentos difíciles.
El amigo imaginario es un recurso psíquico que utilizan muchos niños y niñas para gestionar emociones, practicar habilidades sociales, encontrar consuelo y también para lograr cumplir de algún modo deseos prohibidos.
Es común observar a los niños pequeños manteniendo conversaciones o dando órdenes a un ser imaginario y cuando les preguntamos, pueden decirnos su nombre y algunas características del o los personajes. Recuerdo muchos pacientitos con amigos imaginarios que cumplían sus deseos más extravagantes, como viajar solos en barco, colgarse de una nube o manejar un camión. Algunos llevan nombres raros y otros comunes y corrientes. He descubierto que lo que más les importa a la hora de nombrarlos es la musicalidad del nombre, más que otra cosa. Algunos niños y niñas tienen grupos de amigos imaginarios y otros solo uno. A veces cambian de amigo y ante la pregunta de dónde está el anterior pueden decir que se fue o está de viaje.
Los niños saben que estos amigos son intercambiables como los juguetes y que cumplen la función de auxiliar al yo en desarrollo.
El amigo imaginario acompaña a los niños en momentos de soledad, por ejemplo, no aparece cuando disfruta el juego con otros niños o dentro de la escuela. Surge en momentos donde los niños necesitan elaborar algo, hacer frente a algunas experiencias confusas y son una manera de transicionar, las verdades de manera lúdica, haciendo una especie de gambeteada a la angustia