REDACCIÓN.- Katiuscia Torres Soares, conocida en las redes sociales como Kat Torres o Kat A Luz, ha sido condenada en Nueva York, EEUU, a ocho años de prisión por tráfico de personas y esclavitud.
Las autoridades estadounidenses y brasileñas descubrieron que Torres, además de ser famosa por sus videos de autoayuda, mantenía a varias mujeres en condiciones análogas a la esclavitud en Estados Unidos.
Según la sentencia del 28 de junio cuyos detalles se conocieron en las últimas horas, la influencer, que previamente había ganado notoriedad por su relación con Leonardo DiCaprio y por sus múltiples apariciones en revistas internacionales, utilizó su posición para explotar a sus seguidores.
Las investigaciones comenzaron tras la denuncia de dos jóvenes brasileñas desaparecidas en septiembre de 2022, movilizando tanto a sus familias como al FBI. La familia de las víctimas solo sabía que se encontraban viviendo con la denominada gurú del bienestar en tierras norteamericanas.
Cómo fue el engaño a sus seguidores
Torres, que había cultivado una imagen de éxito y superación personal en redes sociales, atrajo a sus seguidores más vulnerables mediante promesas de dinero y mayor autoestima a través de un servicio de suscripción y consultas personales por USD 150.
Sin embargo, la realidad de las víctimas era muy distinta.
Ana, una de las primeras en caer bajo la influencia de Torres, relató cómo fue atraída por la supuesta historia de superación de traumas de la influencer y su recorrido desde las favelas brasileñas hasta las pasarelas internacionales.
“Pensé que ella podía superarlo todo”, dijo Ana al describir su impresión sobre Torres. Sin embargo, una vez en el departamento de la influencer en Nueva York, se dio cuenta de la manipulación a la que estaba sometida. Ana, junto a otras víctimas, tenía que realizar tareas domésticas sin descanso y sin recibir el pago prometido. “Ahora veo que me estaba usando como esclava”, añadió.
Desirrê Freitas y Letícia Maia, dos de las mujeres cuyo caso desencadenó la búsqueda del FBI, también fueron atraídas bajo promesas similares.
Desirrê había sido invitada a Estados Unidos desde Alemania después de que Torres afirmara necesitar su apoyo emocional. Una vez allí, Torres la obligó a trabajar en un club de striptease y posteriormente como prostituta, según documentó un medio internacional . “Si no cumplía con las cuotas de dinero, no podía volver a casa”, afirmó Desirrê.
Además de las condiciones laborales abusivas, las mujeres vivían bajo estrictas reglas. No podían hablar entre ellas, necesitaban permiso para salir de sus habitaciones, y todos sus ingresos eran entregados a Torres. Las víctimas también debían ceder sus documentos como pasaportes y licencias de conducir, lo que impedía su escape.
La encarcelación de Kat Torres
A pesar de las denuncias iniciales, las autoridades no tomaron en serio a las víctimas hasta que el caso ganó notoriedad en las redes sociales y medios de comunicación.
Gladys Pacheco, abogada de varias víctimas, recopiló testimonios que señalaban a Torres como responsable de tráfico de personas, tortura, reducción a condiciones de esclavitud, y explotación sexual, según Folha de Sao Paulo.
Las redes sociales y el uso de medios digitales permitieron a la influencer explotar a sus víctimas con mayor facilidad. “El tráfico de personas está en aumento y las redes sociales lo facilitan”, dijo el detective David Davol al medio.
Las campañas en redes sociales ayudaron a localizar a las jóvenes desaparecidas, y en noviembre de 2022, la policía convenció a Torres y a las mujeres de asistir a una revisión de bienestar en la oficina del sheriff del Condado de Franklin, en Maine.
Torres, quien sigue negando todas las acusaciones, fue entrevistada en prisión antes de ser sentenciada.
Declaró ser inocente y acusó a los medios de mentir. “Puedo decir que soy Jesús y ustedes pueden verme como Jesús o como el diablo, es su elección”, dijo. La abogada de Torres ha apelado la condena y mantiene su defensa.
Ana, Desirrê y otras víctimas todavía están en proceso de recuperación psicológica debido a los abusos sufridos. “Espero que mi historia sirva como advertencia,” concluyó Desirrê en su libro publicado sobre su experiencia. La investigación continúa, y nuevos testimonios podrían añadir más casos al expediente de Torres.