«Definitivamente, quería transmitir la sensación de que, allí donde mirases, había sexo. Era un libertinaje sin fin», comentó el planificador. Además, explicó que en las fiestas había «buena comida, alcohol, bailarines, acróbatas y modelos» y que muchas veces se llevaban «animales vivos». «Contrataba tanto a hombres como a mujeres que se hacían llamar ‘modelos’, pero parecía obvio, al menos para mí, que, en realidad, eran trabajadores sexuales», aseguró.
Según la acusación, en los espectáculos sexuales que habría organizado P. Diddy, conocidos como ‘freaks offs’, participaban trabajadores sexuales masculinos y femeninos que eran coaccionados para mantener sexo durante largas jornadas en las que se consumían drogas en abundancia.
Los abogados de Combs denunciaron recientemente «el diluvio de publicidad indebida antes del juicio» y han solicitado al juez federal que supervisa su caso que ordene a los posibles testigos que guarden silencio. Sin embargo, el juez rechazó este viernes esta petición, alegando que sus preocupaciones no pesan más que el derecho de una presunta víctima a la libertad de expresión.
Combs se encuentra en un centro de detención de Brooklyn (Nueva York, EE.UU.), desde que el pasado mes de septiembre fuera arrestado y acusado de crimen organizado, tráfico sexual y transporte con fines de prostitución, cargos de los que se ha declarado inocente. Le ha sido negada la libertad bajo fianza dos veces y permanecerá entre rejas hasta su juicio, que ha sido fijado para mayo de 2025.