Redacción.- La Casa Blanca estudia un paquete de medidas contra jefes militares y de seguridad para castigar la intransigencia del régimen populista frente al inobjetable triunfo de González Urrutia y María Corina Machado en los comicios del 28 de julio.
Nicolás Maduro y sus representantes extraoficiales repitieron idénticas palabras cuando la Casa Blanca, Brasil, Colombia y la Unión Europea (UE) consultaron sobre la posibilidad de establecer un canal de diálogo reservado que permitiera iniciar la transición democrática en Venezuela.
Edmundo González Urrutia y María Corina Machado, líderes de la oposición que vencieron al régimen populista, contestaron con un monosílabo a la propuesta de la dictadura venezolana.
Desde ese momento, cada uno de los interlocutores con el régimen populista -Estados Unidos, Brasil, Colombia y la Unión Europea- inició un proceso interno para determinar la estrategia propia que les permita sentar a Maduro en la mesa de negociaciones.
El dictador venezolano juega al desgaste de la opinión pública, controla el aparato represivo y pretende dilatar todo el proceso político hasta después de los comicios en Estados Unidos.
“Maduro dejó trascender que no quiere negociar dos veces. Una ahora y otra con Kamala (Harris) o (Donald) Trump, por eso todo se empantana. Y en ningún momento habla de aceptar la derrota, lo cual es un problema extra”, explicó a Infobae un integrante de la administración demócrata que conoce el contenido de las conversaciones reservadas entre Washington y Caracas.