EE.UU.- Hace una semana tenía lugar en Colorado el Air and Space Forces Association’s Warfare Symposium, un encuentro multitudinario donde se desvelaron algunos de los avances tecnológicos más punteros aplicados al ámbito militar.
El laboratorio de investigación de la fuerza aérea norteamericana (AFRL) fue uno de los ponentes, y desveló que estaban trabajando en un proyecto de misil capaz de cambiar de forma directamente en el aire: el implacable MUTANT.
MUTANT son siglas de Missile Utility Transformation via Articulated Nose Technology, pero evidentemente juegan con la palabra «mutante» para describir sus sorprendentes capacidades. Históricamente los misiles diseñados para largas distancias han tenido que recortar mucho en el apartado tecnológico. Si el objetivo está muy lejos, cuanto menos peso tenga el misil mejor, así que estos modelos se limitaban a integrar pequeños sistemas de control de trayectoria además de las aletas y la carrocería para darle aerodinámica. Pero la tecnología ha avanzado, y esa idea que se enterró en los años 50 ha vuelto a reavivarse: es posible fabricar un misil con alta maniobrabilidad y amplio alcance.
El MUTANT aparenta ser un misil normal a simple vista, pero el secreto está en la «cabeza». La parte frontal del misil es una torre de control en miniatura, y está compuesta por motores electromagnéticos compactos, rodamientos, engranajes y estructuras. Esta combinación le otorga la posibilidad de cambiar de dirección en el aire rápidamente, y gracias a los nuevos materiales utilizados en su producción, puede soportar temperaturas de más de 900 grados para sobrevivir a las altas velocidades.
Un misil que cambia de trayectoria en segundos moviendo la cabeza
Esencialmente, lo único que diferencia al MUTANT con un misil HellFire es el módulo frontal dirigible. Tanto la potencia como la carga explosiva corresponden a los misiles que el Ejército Americano lleva usando en el terreno desde 1987, y que han recibido decenas de actualizaciones y mejoras. Pero su misión no es exactamente la misma, ya que mientras que los HellFire tenían como objetivo eliminar vehículos de combate terrestre y aéreos (helicópteros, cazas), el MUTANT tiene un nuevo objetivo: otros misiles.
El movimiento de la cabeza se puede programar remotamente o configurarlo de forma reactiva gracias a los sensores de movimiento. Esta última función es útil para que funcione como «misil anti-misiles» pudiendo corregir su trayectoria en medio del vuelo para estrellarse contra proyectiles enemigos antes de que impacten. Interceptar misiles hipersónicos de China y Rusia podría ser una de sus muchas aplicaciones en el futuro.
Por lo de ahora el AFRL no pone fecha a producción en masa de los MUTANT, pero cree que que las pruebas podrían terminar al filo de 2024. A partir de entonces, veremos si EEUU aplica o no esta tecnología en su arsenal militar.