REDACCIÓN INTERNACIONAL.- Al menos seis personas entre ellas un policía estatal de Pensilvania fueron asesinadas y decenas más resultaron heridas durante una oleada de violencia y tiroteos en distintos puntos de Estados Unidos el fin de semana.
Las balaceras en los suburbios de Chicago, el estado de Washington, Pensilvania, San Luis, el sur de California y Baltimore ocurrieron después de un incremento en los asesinatos y demás incidentes violentos durante los últimos años, que según los expertos se aceleraron durante la pandemia de COVID-19.
“No hay duda de que ha habido un repunte en la violencia”, dijo Daniel Nagin, profesor de políticas públicas y estadística en la Universidad Carnegie Mellon. “Algunos de estos casos parecen ser simplemente disputas, a menudo entre adolescentes, y dichas disputas están siendo resueltas con armas de fuego, no con los puños”.
Los investigadores discrepan en cuanto a las causas del incremento. Las teorías incluyen la posibilidad de que la violencia esté siendo impulsada por la prevalencia de armas de fuego en el país, o tácticas policiales menos agresivas, o un declive en los procesos penales por delitos menores relacionados con armas de fuego, dijo Nagin.
Hasta el domingo por la tarde, ninguno de los incidentes del fin de semana encajaba con la definición de un tiroteo masivo, porque murieron menos de cuatro personas en cada una de las escenas del crimen. Sin embargo, la cifra de heridos en la mayoría de los casos sí coincide con la definición ampliamente aceptada de lo que es un tiroteo masivo.