REDACCIÓN.- El caldo de hueso se destaca por sus beneficios para la salud, incluyendo el refuerzo del sistema inmunológico, ventajas para la piel y la mejora de la salud articular.
Además, tiene diversos usos culinarios como base para sopas, guisos y salsas, es una preparación nutritiva y beneficiosa abundante en proteínas, colágeno, calcio, selenio, ácidos grasos, magnesio, potasio, manganeso, zinc, hierro y vitaminas A y K.
También favorece la salud intestinal y la digestión, promueve la sanación e integridad del revestimiento intestinal al tiempo que reduce la inflamación en el tracto digestivo.
Además, potencia la función cerebral debido a los elementos que favorecen al sistema nervioso, como las grasas saludables y la glicina con efectos neuroprotectores.
También da beneficios a la piel gracias al aporte de colágeno, queratina y glicosaminoglicanos que mejoran su elasticidad, hidratación y regeneración. Y contribuye a la prevención de enfermedades al mantener una microbiota saludable y evitar respuestas inmunológicas que podrían desencadenar reacciones cruzadas.
Por otra parte, favorece el sueño y el estado de ánimo debido a la glicina, que actúa como un neurotransmisor inhibidor, disminuyendo la ansiedad e induciendo un estado de calma.
Otro de sus beneficios es que promueve el descenso de peso gracias a su elevado contenido de proteínas que proporcionan una sensación de saciedad, controla el apetito y disminuyendo el deseo de consumir alimentos ricos en azúcar.
Por último, favorece la eliminación de toxinas y sustancias nocivas del hígado, lo que promueve la producción de glutatión y la regulación de la apoptosis.
Esto permite el recambio de células dañadas por células más jóvenes y eficaces.
¿Cómo ayuda el caldo de huesos a las articulaciones?
Otro beneficio es que alivia el dolor y la inflamación en las articulaciones gracias a los aminoácidos antiinflamatorios como la glicina y la arginina, lo que contribuye a combatir la inflamación crónica. Y ayuda en el fortalecimiento de los huesos y articulaciones al ser una fuente natural de calcio, magnesio y otros nutrientes vitales para su formación y mantenimiento.
¿Por qué el caldo de huesos es fuente de colágeno?
El caldo de huesos es una fuente valiosa de colágeno debido a que los huesos y tejidos conectivos de los animales poseen altas concentraciones de esta proteína. Durante la cocción prolongada a fuego lento, el colágeno presente se descompone y se libera en forma de gelatina al líquido.
Al consumir este caldo, el organismo recibe los aminoácidos y péptidos necesarios para sintetizar colágeno, una proteína esencial para mantener la salud de la piel, los huesos, las articulaciones y otros tejidos conectivos.
Además, el caldo de huesos de ternera suele tener más colágeno comparado con el de pollo o cerdo, debido a la intensidad y tamaño que suelen tener estos huesos.
Según Doug Cook, nutricionista y dietista integrador y funcional de la Canadian Digestive Health Foundation: “El caldo de huesos es muy nutritivo. Los huesos de res son buenos porque brindan acceso a la médula ósea”.
Sobre los otros caldos, el nutricionista contó: “Las carcasas enteras de pollo o pavo no brindan el acceso a la médula como el de res, pero eso no significa que no valga la pena comer su caldo: lo valen”.
Cómo preparar caldo de huesos rico en colágeno, paso a paso
Seleccionar huesos: Utilizar huesos de calidad, que sean de animales criados de manera orgánica y alimentados con pasto. Esto ayuda a asegurar un mayor contenido de nutrientes y menos contaminantes.
Preparación de huesos: Asar los huesos con el horno a una temperatura de 220°C. Durante 20-30 minutos hasta que estén dorados.
Uso de ácido: Añadir una cucharada de vinagre de manzana o jugo de limón al agua antes de cocinar los huesos en el caldo. Ayudará a extraer más minerales.
Variedad: Combinar huesos, articulaciones, médula y huesos carnosos, para obtener un caldo más nutritivo y gelatinoso.
Vegetales y hierbas: Añadir cebolla, zanahoria, apio, ajo, laurel, perejil y granos de pimienta. Esto dará sabor y aumentará los nutrientes.
Cocción: Cocinar a fuego lento por 8-12 horas, mínimo, para cuando se trate de huesos de pollo. Y unas 12-24 horas cuando son huesos de res o cerdo. Una olla de cocción lenta o una olla a presión puede facilitar el proceso.
Retirar impurezas: En la primera hora de cocción se debe retirar la espuma que se forma en la superficie.
Desgrasar: Una vez cocinado se debe enfriar el caldo y retirar la capa de grasa que se solidifica en la superficie, para que sea más magro.
Colar: Usar un colador de malla fina o una gasa para eliminar los restos sólidos de la cocción y obtener un caldo limpio.