REDACCIÓN INTERNACIONAL.- El Fondo Monetario Internacional (FMI) elevó en una décima, hasta el 2,5 %, sus previsiones de crecimiento del PIB para Latinoamérica y el Caribe en 2022, al tiempo que alertó de las fuertes presiones inflacionarias que sufrirá la región derivadas en parte de la guerra que se libra en Ucrania.
En su último Informe sobre las Perspectivas Económicas Mundiales, que sirve como actualización de sus previsiones de principios de año, el Fondo eleva su pronóstico de inflación para este área al 11,2 % en 2022, frente al 9,8 % de 2021, aunque para 2023 da un respiro y prevé que los precios se moderarán ligeramente y subirán un 8 %.
Además, por la guerra en Ucrania y la alta inflación rebajó en ocho décimas su anterior previsión de crecimiento de la economía mundial para 2022, hasta situarla en el 3,6 %, frente al 4,4 % que pronosticó en enero pasado.
El informe, dado a conocer este martes en el marco de la Asamblea de Primavera del FMI y el Banco Mundial, rebaja también la previsión de crecimiento del producto interior bruto (PIB) de Latinoamérica y el Caribe para 2023 una décima, hasta el 2,5 % (la misma tasa que aventura para 2022), muy lejos en ambos casos del 6,8 % que creció la economía de la zona en 2021.
En cuanto a las dos principales economías regionales, el informe precisa que México crecerá un 2 % este año y un 2,5 % en 2023 (ocho décimas y dos décimas menos, respectivamente, respecto a sus anteriores previsiones), en tanto que para Brasil prevé un crecimiento del 0,8 % en 2022 y el 1,4 % en 2023 (cinco décimas más y dos décimas menos).
En marzo, la directora del Fondo, Kristalina Georgieva, adelantó que el conflicto en Ucrania podría suponer una oportunidad económica para algunos países de la región exportadores de alimentos ante la caída de la competencia rusa y ucraniana.
Pese a estas oportunidades, la directora gerente del FMI advirtió también de riesgos como el ascenso de los precios de la energía o la escasez de fertilizantes, de los que Rusia y Bielorrusia son grandes exportadores, mientras que Brasil es uno de los mayores importadores.
Asimismo, alertó de que la invasión rusa de Ucrania iba a empeorar la situación inflacionaria en Latinoamérica por la presión que está generando sobre el precio de la energía, además de implicar riesgos para el abastecimiento de la región.
A ese respecto, Georgieva recordó que la inflación en muchos países latinoamericanos ya estaba disparada antes de la guerra en Ucrania por su dificultades para recuperarse de la recesión causada por la covid-19.
En el caso de Rusia, una de las doce mayores economías del planeta, el FMI pronostica un hundimiento del 8,5 % este año y una caída del 2,3 % el próximo, como consecuencia del conflicto y de las sanciones impuestas por otros países.
Si bien en enero el FMI pronosticaba para Rusia un crecimiento del 2,8 %, tres meses después y tras más de seis semanas de guerra, la institución financiera internacional ha rebajado en 11,3 puntos esa previsión, y ahora proyecta una fuerte contracción de la economía en el país eslavo.
Como es natural las peores consecuencias económicas de la guerra se las lleva el país invadido, Ucrania, cuyo PIB se desplomará un 35 % en 2022, y los efectos se alargarán por muchos años, incluso si el conflicto llegase a una pronta resolución, según advierte el Fondo.
Rusia y Ucrania son dos de los mayores exportadores de cereales del mundo, especialmente de maíz y trigo, además de proveedores de petróleo, gas natural y minerales en el caso ruso, lo que hace que la guerra esté disparando los precios de las materias primas en todo el planeta y las consecuencias económicas se estén notando mucho más allá de estos dos países.