GINEBRA.- El mundo reportó 3,8 millones de casos de COVID-19 en la última semana, la cifra más baja desde que a mediados de noviembre se detectaran los primeros casos de variante ómicron, actualmente la dominante en el planeta, según los datos presentados hoy por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La cifra supone una reducción del 17 % con respecto a los contagios registrados en la anterior semana (18-24 de abril), según la OMS, que insiste en su informe epidemiológico semanal que debido a la reducción de test en muchos países esta caída debe ser interpretada con cautela.
Se trata, en todo caso, de la sexta semana consecutiva de descensos globales, lejos ya de los récords de finales de enero, cuando se superaron los 23 millones de contagios en el mundo por semana.
Europa se mantuvo como la región con más contagios en los siete días estudiados (1,8 millones, un descenso del 22 % con respecto a la anterior semana), seguida de Asia Oriental (1,1 millones, un 20 % menos) y América (616.000, un ascenso del 13 %).
Del 25 de abril al 1 de mayo se registraron por otro lado 15.700 muertes, una reducción del 3 % con respecto a la semana anterior, y confirmando una tendencia a la baja que se inició ya a principios de febrero.
La cifra semanal de fallecidos es la más baja desde finales de marzo de 2020.
Europa reportó la semana pasada 6.400 muertes por covid, un descenso del 16 %, mientras que en América se registraron 4.200, una cifra similar al periodo semanal anterior, y en el sur de Asia 2.600, un ascenso del 69 % que se explica en parte por la contabilización en India de decesos de meses anteriores.
En el informe de esta semana la OMS ha dejado de informar el porcentaje de casos analizados en laboratorio que pertenecen a variantes del coronavirus distintas a la dominante (delta, alfa, etc), señalando que «prácticamente todas las secuencias reportadas son ómicron«.
En el acumulado desde el inicio de la crisis sanitaria hace más de dos años, se han registrado 511 millones de casos de covid en el planeta, de los que 6,2 millones fueron mortales, lo que constituye la peor pandemia desde la gripe de 1918-20.