Redacción.- En un subibaja de actividades cuando arribaba de un avión, Elon Musk tuvo una loca idea, lanzar un perfume. No obstante, no se trató de cualquier perfume, sino de una fragancia a cabello humano chamuscado (quemado).
Musk dijo que estaba siendo Musk: transitaba el estrés de maneras poco usuales y esta era una de ellas. “¡Perfume de pelo quemado!”, exclamó el magnate tecnológico. Y sacudió una vez más con un proyecto. Lo llamaría “Burnt Hair”.
En ese vuelo hacia el oeste, Elon Musk recordó lo que había hecho hacía algunos años con productos promocionales. Corría el año 2018 y Musk había posteado en desafío: “Si vendo 50 mil gorras, empezaremos a vender el lanzallamas de The Boring Company”. Y sucedió.
En 24 horas, el creador de Neuralink logró vender 20.000 unidades del lanzallamas que había prometido, a un precio de 500 dólares. Lo hizo a través de su compañía de excavación ―con la que también quiso rescatar al estremecedor caso de los niños atrapados en la cueva de Tailandia―, con la que recaudó 10 millones de dólares para la compañía para sus pruebas de construcción de túneles, según Bloomberg.
La excéntrica idea venía de una parodia de la saga Star Wars, la película Spaceballs (conocida también como La loca historia de las galaxias). Según supo contar Musk, el lanzallamas ― que era, en realidad, un rifle de Airsoft modificado (el CSI S.T.A.R. XR-5 FG-1508, para ser exactos), que incluía un sistema emisor de llamas― surgió por sus enojos con el tránsito y los atascos de Los Ángeles. La acción fue un éxito.
Con ese recuerdo, sumado al entusiasmo, la inspiración brotó. Musk se bajó del avión y llamó al director general de The Boring Company, Steve Davis. “¡Perfume de pelo quemado! ¿Te gusta ese olor que experimentaste después del lanzallamas? Tenemos ese aroma para tí”, improvisó Musk en esa conversación telefónica con Davis, según cuenta en la biografía del escritor Walter Isaacson, Elon Musk.
Musk tenía un desafío nuevo y le quemaba por dentro. Había que poner manos a la obra y a Davis siempre le gustó complacer a Musk en sus ocurrencias. El perfume tenía que ser una realidad.
Pero antes de la fragancia tenía el slogan, que luego se leería en el sitio web de la compañía de excavación y en la caja del producto: “La esencia del deseo repugnante” para rematar con “Deja que las llamas comiencen”. Una visión de negocios única y original.