Redacción.- Frotar el cuerpo con esponja o zacate para remover el sudor y la suciedad es parte de la rutina de baño de millones de personas. Sin embargo, se trata de una práctica que los expertos en dermatología no recomiendan.
El motivo por el que no se recomienda tallar con esponja al bañarse es que es una forma de sobreexfoliar la piel.
Además, facilita una mejor absorción de los productos de cuidado de la piel, como hidratantes y serums. Al eliminar el exceso de células muertas, estos productos pueden penetrar más eficazmente en la piel, aumentando su eficacia.
Sin embargo, en exceso puede ser perjudicial, tal como explica la dermatóloga Rosa López, a través de su cuenta en TikTok, @rosaderma.
“Jamás se tallen la piel bajo ningún motivo, la piel sólo necesita a la hora de bañarnos: agua, mano y jabón, no necesitas más. Pero muchas veces cuando”, señaló la especialista.
La experta explicó también que tallar la piel puede causar lesiones y manchas, algunas de ellas irreversibles.
“Cuando nosotros utilizamos esponjas, zacates para bañarnos generamos fricción en la piel. Esa fricción produce inflamación y es inflamación produce células de pigmento”, dijo.
Entre las consecuencias de tallar regularmente la piel está la melanosis friccional, que es una condición dermatológica que se caracteriza por la aparición de manchas de color marrón oscuro o negras en la piel, predominantemente en áreas de pliegues como cuello, axilas, y entrepierna, aunque también puede presentarse en otras áreas sometidas a fricción constante.
De acuerdo con la dermatóloga Rosa López las personas con esta condición pueden mostrar mejoría, pero el padecimiento no desaparece.
Más razones para no utilizar esponja de baño
Los expertos en dermatología y cuidado de la piel no recomiendan utilizar esponjas de baño por varias razones relacionadas principalmente con la higiene y la salud de la piel. En primer lugar, las esponjas de baño pueden convertirse en un criadero para bacterias, hongos y moho debido a su constante exposición a ambientes húmedos. Si no se secan adecuadamente después de cada uso, la humedad atrapada facilita la multiplicación de microorganismos potencialmente dañinos.
Además, el uso repetido de las esponjas puede alterar el equilibrio natural de la piel. La textura abrasiva de algunas esponjas puede irritar la piel, eliminando la capa protectora de aceites naturales y llevando a una sequedad excesiva, descamación o incluso a la aparición de pequeñas heridas o rasguños que podrían ser puertas de entrada para infecciones.
Se aconseja reemplazar las esponjas regularmente, cada tres o cuatro semanas, para evitar estos problemas. Como alternativa, se sugiere el uso de elementos menos abrasivos y más fáciles de limpiar y secar, como paños de baño de algodón o manos, que ofrecen una limpieza efectiva sin los riesgos asociados al uso de esponjas.