REDACCIÓN INTERNACIONAL.- El papa Francisco dirigió la primera de las dos grandes ceremonias del Jueves Santo al presidir una misa en la basílica de San Pedro, mientras continúa con una agenda de Semana Santa que pone a prueba su resistencia días después de su ingreso hospitalario por una bronquitis.
La voz del papa sonaba fuerte durante la misa, en la que leyó una larga homilía dedicada al sacerdocio. El pontífice argentino, de 86 años, recibió el alta hace cinco días en un hospital de Roma donde fue recibió antibióticos por vía intravenosa.
Los reclusos de una prisión de menores en las afueras de Roma esperaban al papa más tarde en el día para la misa y el ritual del lavado de pies que conmemora la última cena de Jesús antes de su crucifixión.
Es el mismo centro penitenciario donde Francisco realizó el mismo ritual un poderoso símbolo de humildad y servicio sacerdotal a los demás poco después de ser elegido papa en 2013.