PUERTO PRINCIPE.- El Ministerio de Relaciones Exteriores de Haití recibió «con mucho interés» el anuncio de Kenia, que dijo estar lista para encabezar una fuerza multinacional de seguridad en este país caribeño, destruido por la violencia y el hambre.
«Haití aprecia en sus justos términos esta manifestación de la solidaridad africana», señaló el canciller haitiano, Jean Victor Généus, en un comunicado publicado el domingo en la página de la cartera.
Kenia anunció el sábado su disposición a encabezar una fuerza multinacional en Haití y desplegar 1.000 policías, si su oferta es aceptada.
Su «propuesta de despliegue» necesita sin embargo de un mandato del Consejo de Seguridad de la ONU, así como del consentimiento de las autoridades locales, precisó la cartera.
La cancillería haitiana recibe «con mucho interés» el anuncio que confirma «la voluntad de este país hermano de aportar un apoyo efectivo a las fuerzas del orden haitianas».
Kenia enviará «en las próximas semanas (…) una misión de evaluación por parte de un equipo operacional de la policía», explicó el sábado la cancillería de la nación africana.
Haití acogerá «con beneplácito» esta primera misión, señaló el domingo el ministerio.
El secretario general de las Naciones Unidas, Antonio Guterres, y el primer ministro haitiano, Ariel Henry, llamaron a la comunidad internacional a intervenir para ayudar a la policía local, superada por las pandillas que controlan el 80% de la capital, Puerto Príncipe.
Estas pandillas multiplican la criminalidad a través de secuestros, robos a mano armada y el robo de vehículos.
Tiradores sobre los techos, violaciones como arma para aterrorizar a la población, secuestros y asesinatos: la violencia de las pandillas no deja de agravarse en este país donde se superponen crisis política, de seguridad y humanitaria.
Kenia ya desplegó sus fuerzas de apoyo de la paz en el extranjero en países como la República Democrática del Congo y Somalia.
El jueves, una nurse estadounidense y su hijo fueron secuestrados en Haití, anunció el sábado una ONG cristiana, luego de que Estados Unidos ordenara la salida de su personal no esencial del país.