Santo Domingo.- Inicia oficialmente la temporada ciclónica para la cuenca del Atlántico Norte, Mar Caribe y Golfo de México, un evento natural que se extenderá desde este 01 de junio hasta el 30 de noviembre.
Para este 2024, los pronósticos indican una temporada activa o por encima de lo normal, que podría superar los promedios históricos de formaciones de ciclones tropicales, esperándose, según los pronósticos de la Universidad Estatal de Colorado (CSU por sus siglas en inglés), unas 23 tormentas tropicales nombradas (vientos entre 63 a 118 kph), de las que unas 11 podrían alcanzar la categoría de huracán (vientos superiores a 119 kph), entre los que a su vez 5 podrían ser huracanes mayores (categoría 3, 4 o 5 en la escala Saffir&Simspon).
La Oficina Nacional de Meteorología (ONAMET), exhorta a la población mantenerse atentos a los boletines que estará emitiendo de manera constante con relación a estos sistemas, así como, preparar sus planes de contingencia y medidas de seguridad en caso de que el país se vea amenazado por uno de estos fenómenos.
Los especialistas de la NOAA predicen, específicamente, un 85% de probabilidad de una temporada por encima de lo normal, un 10% de probabilidad de una temporada casi normal y un 5% de probabilidad de una temporada por debajo de lo normal.
La entidad prevé la formación de 17 a 25 tormentas, con vientos de 39 kilómetros por hora o más. De estos, de ocho a 13 se convertirán en huracanes, con vientos de 74 kilómetros por hora, incluidos de cuatro a siete huracanes importantes de categorías tres, cuatro o cinco, con vientos de 111 kilómetros por hora.
La razón por la cual la NOAA plantea que se producirá esta cantidad en el Atlántico se debe, de acuerdo con sus especialistas, a “una confluencia de factores” que favorecen la formación de tormentas tropicales: Temperaturas oceánicas cálidas casi récord en el Océano Atlántico, el desarrollo de condiciones de La Niña en el Pacífico, la reducción de los vientos alisios del Atlántico y una menor cizalladura del viento.
“Con El Niño llegando a su fin habrá una rápida transición a las condiciones de La Niña, que favorecen la actividad de huracanes en el Atlántico porque La Niña tiende a disminuir la cizalladura del viento en los trópicos. Al mismo tiempo, el abundante contenido de calor oceánico en el Océano Atlántico tropical y el Mar Caribe crea más energía para impulsar el desarrollo de tormentas”, dicen los científicos de la NOAA.