Redacción.- Los incendios forestales sin precedentes de 2023 situaron a Canadá entre los cuatro países que más CO2 emiten en el mundo, según un estudio publicado el miércoles, que también arroja dudas sobre la capacidad futura de sus bosques para capturar y almacenar cantidades significativas de dióxido de carbono.
El año pasado se registró un número catastrófico de incendios forestales en todo el país, con 15 millones de hectáreas quemadas (alrededor del 4% de la superficie forestal total de Canadá) y más de 200.000 personas desplazadas.
Al analizar los datos obtenidos por satélite sobre la presencia de monóxido de carbono en las columnas de humo de los incendios ocurridos entre mayo y septiembre del año pasado, los investigadores determinaron que se liberaron 2.371 megatoneladas de CO2, lo que elevó la posición de Canadá del undécimo al cuarto puesto entre los principales emisores de CO2 del mundo.
Así, en 2023 Canadá se situó por detrás de China, Estados Unidos e India.
Los investigadores advierten que se prevé que el clima cálido y seco responsable de esos incendios se convierta en la norma en la década de 2050, y es “probable que impulse un aumento de la actividad incendiaria”.
“Esto plantea la preocupación de si los incendios potencialmente más frecuentes e intensos en las próximas décadas suprimirán la capacidad de los bosques canadienses de seguir sirviendo como sumideros de carbono”, declaró a la AFP Brendan Byrne, autor principal del estudio.
El bosque boreal de Canadá, una vasta franja que se extiende desde el océano Pacífico hasta el Atlántico, contiene cantidades significativas de lo que se conoce como CO2 “secuestrado”.
El CO2 liberado por los incendios suele reabsorberse a medida que los bosques calcinados rebrotan durante décadas. Pero el aumento del tamaño y el número de incendios anuales, unido a las sequías en algunas regiones, podría hacer que los bosques tardaran más en volver a crecer. Esto, a su vez, “podría suprimir la absorción de carbono por parte de los bosques”, señala el estudio.
Canadá tendría que ajustar a la baja su nivel de emisiones de combustibles fósiles permitidas para “compensar la menor absorción de carbono por los bosques”, concluye.
En virtud del Acuerdo de París, Ottawa se comprometió a reducir para 2030 sus emisiones de carbono entre un 40% y un 45% con respecto a los niveles de 2005.