Washington.- La Oficina del Director de Inteligencia Nacional estadounidense (ODNI, en inglés) destacó este lunes que a menos de un mes de las presidenciales sigue habiendo injerencia extranjera en esos comicios y precisó que Rusia prefiere al expresidente (2017-2021) y candidato republicano, Donald Trump, e Irán a la vicepresidenta y candidata demócrata, Kamala Harris.
«Rusia prefiere al expresidente e Irán a la vicepresidenta. También seguimos evaluando que China no busca influir en las presidenciales. A medida que nos acercamos al día de las elecciones, la comunidad de inteligencia también enfatiza que los esfuerzos extranjeros para socavar la democracia estadounidense no terminarán el 5 de noviembre», dijo un representante de esa agencia a la prensa.
Algunos actores extranjeros, particularmente Rusia, China y Cuba, según el balance efectuado, están apoyando o denigrando a candidatos involucrados en elecciones legislativas, estatales o públicas para determinar a qué candidatos apoyar u oponerse.
En concreto, Rusia, según Washington, está aprovechando una amplia gama de actores con influencia en un esfuerzo por influir en las elecciones al Congreso, en particular para alentar al público a oponerse a políticas y políticos pro Ucrania.
China, por su parte, está tratando de influir en las elecciones al Congreso con candidatos que, independientemente de su afiliación partidista, Pekín considere que amenaza sus intereses fronterizos, especialmente en relación con Taiwán.
Desde la ODNI dijeron no haber percibido que Irán esté tratando de influir en las elecciones estatales y del Congreso en el actual ciclo electoral.
El próximo 5 de noviembre, además de elegir a su futuro presidente, los estadounidenses votarán la renovación de toda la Cámara de Representantes y de un tercio del Senado.
El organismo añadió que «tal y como lo ha hecho en ciclos anteriores, La Habana puede estar tratando de ganarse el favor del Congreso y de los políticos locales que cree que apoyarán sus políticas». Florida, gobernada por el republicano Ron DeSantis, es el epicentro de esas actividades.
La ODNI destacó que la injerencia extranjera intenta minar la confianza en los procesos democráticos y exacerbar la división en la sociedad, además de dar forma a las preferencias de los votantes.
Esas campañas, según se anticipó, no acabarán el día de los comicios, sino que continuarán poniendo en cuestión la validez de los resultados tras el cierre de las urnas.
De momento Harris se sitúa en cabeza en las intenciones de voto, con una ventaja de 2,6 puntos porcentuales respecto a Trump, según la media de encuestas efectuada por la web FiveThirtyEight a nivel federal.
La ODNI precisó que hasta la fecha no ha detectado esfuerzos extranjeros para atacar la integridad de los sistemas de votación en sí, sino que gran parte de la actividad percibida son operaciones de influencia e información.
Adam Clayton Powell, director ejecutivo de la Iniciativa de Ciberseguridad Electoral de la Universidad de Carolina del Sur (USC), indicó este mes en otro encuentro que Estados Unidos tiene más de 8.000 distritos electorales, cada uno con horas, días y métodos de votación distintos.
«Es muy difícil cambiar una elección estadounidense mediante el hackeo, pero lo que sí se puede hacer es sembrar dudas sobre los candidatos y más todavía sobre la democracia», destacó el experto a la prensa.