REDACCIÓN DEPORTES.- John Wall vuelve a la acción con la nueva temporada NBA. Esa es la noticia. Tras jugar únicamente 40 partidos en tres años, el base All-Star está preparado para demostrar el gran jugador que sigue siendo. Ha firmado con los Clippers y allí, en Los Ángeles, espera brillar como no hace desde hace demasiado tiempo. Sí, esa es la noticia, pero no la historia.
Wall está viviendo un buen momento, pero su aventura hasta llegar aquí ha pasado por otros que no se pueden definir como menos que dolorosos. Ya se ha hablado mucho de que cualquier deportista es persona por encima de todas las cosas, y este es un nuevo ejemplo de ello. Todos sabíamos que Wall no estaba jugando y que eso debía afectarle, pero solo se trataba de una pequeña fracción de todo lo que ha debido enfrentar en los últimos años. Así lo explica él mismo en Salvation Army of Wake County.
«Es el lugar más oscuro en el que he estado. Quiero decir… Llegué a pensar en suicidarme. Me desgarré el tendón de Aquiles, mi madre estaba enferma y acabó falleciendo, mi abuela falleció un año después… y todo esto mientras lidiaba con el COVID. Fui a quimioterapia con mi madre, la vi dar su último aliento sin poder cambiarse de ropa durante días mientras la acompañaba en el sofá», expresa antes de recalcar lo importante que ha sido salir de ese mal momento, para lo cual no dudó en pedir ayuda.
«Si puedo superar esto, puedo superar cualquier cosa en la vida… Quiero volver a estar en la cima y ver que los aficionados todavía quieren que juegue… El apoyo de mi ciudad natal y el de todos ha significado mucho. En ese camino tuve que buscar un terapeuta; ya sabes, mucha gente piensa: ‘No necesito ayuda. Puedo superarlo en cualquier momento’. Pero tienes que ser fiel a ti mismo y descubrir qué es lo mejor para ti. Yo lo hice», concluye.
El paso dado por Wall, al estilo de Kevin Love y DeMar DeRozan, es de suma importancia. Dar visibilidad a los problemas psicológicos que pueden afectar a cualquier persona solo puede verse de manera positiva. Además, sirve para humanizar a deportistas de élite, quienes en muchas ocasiones son vistos como una especie diferente. No lo son. John Wall lo ha pasado mal. Su regreso a las canchas, a partir de este mes de octubre, marca la meta de un camino repleto de obstáculos que no tiene miedo en compartir.