La Altagracia.- En un testimonio estremecedor, Carmen Jiménez, la mujer que confesó haber torturado hasta la muerte a su sobrino de ocho años, proporcionó detalles horripilantes sobre los abusos infligidos al pequeño. Según sus declaraciones, todas las heridas y hallazgos macabros en el cuerpo del niño ocurrieron en tres ocasiones durante el mes de diciembre.
Jiménez, quien aceptó cuidar al niño a cambio de una remuneración económica, explicó que el motivo de los maltratos físicos se debía a que el niño «la sacaba de quicio y le rompía sus cosas». En su testimonio, la asesina confesa relató brutalmente cómo utilizó un machete, un cargador de teléfono, una cuchara, un hierro, un cable de teléfono, un cuchillo de cocina y un cabo de madera para golpear y causar heridas al menor.
El desgarrador relato también incluye detalles sobre el fatídico sábado 13 de enero de 2024, cuando el niño se puso enfermo después de recibir un moro de gandules. Según Jiménez, el niño vomitó y expresó su malestar, pero ella aseguró que intentaba ayudarlo. Sin embargo, la situación empeoró, y el niño se desmayó, llevando a Jiménez a llamar a su novio, González Valencio Rojas, para solicitar ayuda.
A pesar de llevar al niño a la policlínica de Verón y luego al hospital de Verón, el pequeño falleció. Jiménez admitió que su pareja sabía de los maltratos, ya que le había dicho que le «metía fuetazo al niño», aunque sugirió que se lo entregara a su padre. También reveló que le prohibió al niño asistir a la escuela para ocultar los golpes, ya que la directora la había cuestionado sobre los maltratos previos.
Otro detalle escalofriante del testimonio es que el hermano del niño, Santiago Colomé Jiménez, proporcionaba una compensación económica por el cuidado del niño, inicialmente dos mil pesos quincenales, aumentando posteriormente a tres mil, de los cuales dos mil eran para Carmen y mil para el niño. La investigación continúa mientras las autoridades buscan esclarecer todos los detalles de este espantoso crimen.