REDACCIÓN INTERNACIONAL.- El presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva promulgó el viernes un decreto que endurece las restricciones a los civiles para acceder a armas de fuego, medida que revierte las políticas proarmas de su predecesor derechista Jair Bolsonaro.
El decreto reduce el número de armas que los civiles pueden tener para su seguridad personal de cuatro a dos, la cantidad de municiones para cada arma de 200 a 50 cartuchos, y exige tener documentos para demostrar que necesitan poseerlas.
Además les prohíbe a los civiles la posesión de pistolas 9 mm, cuyo uso queda restringido a la policía y el ejército.
“Una cosa es que el ciudadano ordinario tenga un arma en casa para su protección, como una garantía, porque algunas personas creen que eso brinda seguridad. Que las tengan. Pero no podemos permitir que la gente tenga arsenales de armas”, dijo Lula el viernes en la ceremonia de firma del decreto.
Durante la presidencia de Bolsonaro de 2019 a 2022, el exmandatario dijo que los “buenos ciudadanos” debían tener derecho a proteger a sus familias y bienes, y flexibilizó las disposiciones sobre la posesión de armas y municiones. Aunque la Constitución de Brasil no concede el derecho a poseer armas, Bolsonaro alegó que “un pueblo armado jamás será esclavizado”.
Según cálculos del Instituto Sou da Paz, sin fines de lucro y dedicado a dar seguimiento a la seguridad pública, el número de armas en poder de los civiles se ha más que triplicado a 2,9 millones en un país de 214 millones de personas.